Pregunta: "¿Qué dice la Biblia sobre la responsabilidad personal?"
Respuesta:
Parte del crecimiento es asumir la responsabilidad de uno mismo. Empezamos de niños sin ninguna responsabilidad personal: nos hacen todo lo que necesitamos. A medida que avanzamos por las distintas etapas de la infancia, vamos asumiendo más y más responsabilidades. Aprendemos a atarnos los zapatos, a limpiar nuestro cuarto y a entregar nuestros deberes. Aprendemos que la responsabilidad tiene su recompensa y que la irresponsabilidad tiene otros efectos poco deseables. En muchos aspectos, la diferencia entre un niño y un hombre es su disposición a asumir la responsabilidad personal de sus actos. Como dice Pablo: "cuando ya fui hombre, dejé lo que era de niño" (1 Corintios 13:11).
La Biblia enseña el concepto de responsabilidad personal: "El alma que pecare, esa morirá; el hijo no llevará el pecado del padre, ni el padre llevará el pecado del hijo; la justicia del justo será sobre él, y la impiedad del impío será sobre él" (Ezequiel 18:20). La responsabilidad personal está estrechamente relacionada con la ley de la siembra y la cosecha (Gálatas 6:7-8). "Decid al justo que le irá bien, porque comerá de los frutos de sus manos. ¡Ay del impío! Mal le irá, porque según las obras de sus manos le será pagado" (Isaías 3:10-11).
Los mandatos del Antiguo Testamento incluían bendiciones por la obediencia y castigos por la desobediencia; en otras palabras, la ley enfatizaba la responsabilidad de las personas para responder a la verdad revelada por Dios de manera moralmente apropiada. Dios definió claramente el bien y el mal, y se esperaba que Su pueblo hiciera lo correcto. Este ha sido el caso desde el Jardín del Edén, cuando Adán recibió un mandato específico y se esperaba que lo obedeciera. Más adelante, a Caín, el hijo de Adán, Dios le advirtió que sería personalmente responsable de sus acciones (Génesis 4:7).
A Acán se le hizo responsable de su pecado en Jericó (Josué 7:14-15). Jonás fue hecho responsable por su decisión de huir del Señor (Jonás 1:7-8). Los levitas eran responsables del cuidado del tabernáculo (Números 18:5). Los diáconos de la iglesia primitiva asumieron la responsabilidad personal de suplir algunas necesidades prácticas de la iglesia (Hechos 6:3). A Pablo se le encomendó la responsabilidad de abrir el camino del evangelio a los gentiles (Efesios 3:2).
La Biblia espera que asumamos la responsabilidad personal en todas las áreas de la vida. Las personas que pueden trabajar deben trabajar para obtener su alimento. "Si alguno no quiere trabajar, tampoco coma" (2 Tesalonicenses 3:10). Los hombres deben asumir la responsabilidad de proveer para sus hogares (1 Timoteo 5:8).
A veces, la gente trata de evitar la responsabilidad personal, y generalmente lo hace echando la culpa a otros. Adán trató de culpar a Eva por su pecado (Génesis 3:12). Caín trató de evitar su responsabilidad (Génesis 4:9). Pilato intentó absolver su culpa en el asunto de la crucifixión de Cristo: "Inocente soy yo de la sangre de este justo; allá vosotros". (Mateo 27:24). En última instancia, tales intentos son inútiles. "Y sabed que vuestro pecado os alcanzará" (Números 32:23).
Cada uno de nosotros tiene la responsabilidad personal de "arrepentíos, y creed en el evangelio" (Marcos 1:15) y luego glorificar al Señor con buenas obras (Efesios 2:10). "El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida" (1 Juan 5:12). Los que deciden rechazar la verdad de Dios "no tienen excusa" (Romanos 1:20). No podemos eludir nuestra responsabilidad personal de ejercer la fe en Cristo.