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Pregunta: ¿Cuál es el tiempo de la restauración de todas las cosas (Hechos 3:21)?

Respuesta:
Después de curar a un hombre cojo de nacimiento, Pedro explicó a la gente reunida en el templo que el hombre no había sido curado por el poder de Pedro. En su explicación de dónde provenía el poder, mencionó "los tiempos de la restauración de todas las cosas" (Hechos 3:21).

El hombre curado caminaba, saltaba y alababa a Dios (Hechos 3:8), y Pedro se aseguró de que los espectadores supieran que la sanidad no había sido obra del poder humano (Hechos 3:12). El poder procedía de Jesús, a quien el pueblo había repudiado y crucificado (Hechos 3:13-15). La sanidad se basó en la fe en el nombre de Jesús (Hechos 3:16).

Antes, habían rechazado a Jesús por ignorancia, explica Pedro (Hechos 3:17). Cristo tenía que sufrir y morir, tal como Dios había revelado a los profetas (Hechos 3:18). El pueblo tenía ahora la oportunidad de cambiar de opinión sobre Jesús y volver a su Mesías. Si lo hacían, serían perdonados y vendrían tiempos de refrigerio (Hechos 3:19). El mismo Mesías que murió por ellos regresaría un día por ellos (Hechos 3:20). Ahora, Cristo está en el cielo hasta el momento de la restauración de todas las cosas que los profetas hebreos habían descrito (Hechos 3:21).

El tiempo de la restauración de todas las cosas es descrito por Isaías:

"El desierto y el lugar desolado se alegrarán,

Y se regocijará el Arabá y florecerá;

Como el azafrán

Florecerá copiosamente

Y se regocijará en gran manera y gritará de júbilo.

La gloria del Líbano le será dada,

La majestad del Carmelo y de Sarón.

Ellos verán la gloria del Señor,

La majestad de nuestro Dios. . . .

Entonces se abrirán los ojos de los ciegos,

Y los oídos de los sordos se destaparán.

El cojo entonces saltará como un ciervo,

Y la lengua del mudo gritará de júbilo,

Porque aguas brotarán en el desierto

Y arroyos en el Arabá" (Isaías 35:1-2, 5-6, NBLA).

El tiempo de la restauración de todas las cosas es mencionado por Pablo: "la creación misma será libertada de la esclavitud de corrupción, a la libertad gloriosa de los hijos de Dios" (Romanos 8:21). Juan registró a Jesús diciendo: "He aquí, yo hago nuevas todas las cosas". (Apocalipsis 21:5).

En el templo, Pedro guio a sus oyentes hacia Jesús, recordándoles que Dios había prometido por medio de Moisés que enviaría a otro profeta a quien debían escuchar (Hechos 3:22-23; cf. Deuteronomio 18,15). La venida de ese profeta estaría asociada al tiempo en que Dios restauraría todo. Samuel y otros habían anunciado "estos días" (Hechos 3:24): el tiempo de la restauración de todas las cosas. El profeta Malaquías anunció que otro profeta vendría antes del día del Señor (Malaquías 4:5), y ese día estaría asociado con una restauración (Malaquías 4:6). Estas profecías no eran irrelevantes para el pueblo. Era importante que comprendieran que no solo iba a venir el Mesías, sino que ya había venido.

Pedro recordó a su audiencia que eran hijos de los profetas y partícipes del pacto que Dios había hecho con Abraham (Hechos 3:25). Además de las promesas de bendición para los descendientes de Abraham, aquel pacto prometía la bendición para todas las familias de la tierra a través de la descendencia de Abraham (Génesis 12:3b; Hechos 3:25). Pero las primeras promesas de ese pacto (Génesis 12:2-3a) incluían bendiciones para los descendientes de Abraham, que eran los destinatarios de Pedro. Pedro explica que fue primero para ellos para quienes Dios levantó a Su Siervo, el Mesías, y lo envió a bendecir al pueblo, apartándolo de su maldad (Hechos 3:26). Hasta el momento de la restauración de todas las cosas, cuando se cumplirían las promesas del pacto de Dios a los descendientes de Abraham, Jesús está en el cielo. El pueblo aún tenía tiempo para cambiar de opinión sobre Él y reconocerlo como su Mesías.

El milagro de sanidad del cojo de nacimiento en Hechos 3 fue un ejemplo vívido del poder de Jesús para restaurar todas las cosas. Aquel día, los asistentes al templo tuvieron la oportunidad de arrepentirse y pasar de la incredulidad a la fe. Todos los que crean en el Mesías no quedarán defraudados (Romanos 9:33; 10:11; 1 Pedro 2:6).

Asimismo, cuando leemos acerca de los milagros y señales que Jesús y Sus apóstoles realizaron, podemos reconocer quién es Jesús y vivir creyendo en Su nombre (Juan 20:31). Un día llegará el tiempo de la restauración de todas las cosas. Dios cumplirá las promesas de Su pacto. Tan cierto como que esos días llegarán, Dios también cumplirá Sus promesas a todos los que creen en Él. Jesús dijo que el que cree tiene vida eterna (Juan 6:47). Así como Él tiene poder para sanar a un cojo, también tiene poder para perdonar el pecado y dar vida eterna a todos los que creen en Él.

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