Pregunta: "¿Acaso hay rituales en el cristianismo?"
Respuesta:
En contextos religiosos, un ritual es una forma de adoración establecida. Los rituales implican acciones físicas simbólicas; algunos ejemplos de rituales incluyen la inclinación antes de sentarse en una banca, la señal de la cruz y elevar la hostia durante la misa católica.
La religión puede definirse como "la creencia en una deidad, expresada en la conducta y el ritual". Los dos ingredientes más comunes de la religión así definida son las reglas y los rituales. Para ser un fiel seguidor del judaísmo o del islam, por ejemplo, una persona debe cumplir una lista de cosas que se deben y no se deben hacer. La religión centrada en los rituales es la más destacada en los servicios litúrgicos de la Gran Iglesia católica romana, ortodoxa oriental y protestante, pero también es un pilar del budismo y el hinduismo.
La ley Mosaica prescribía un conjunto de rituales para que Israel adorara a Dios. Había muchas leyes ceremoniales que debían cumplir. Algunas de esas leyes eran muy específicas e incluían la aspersión de agua, la aspersión de sangre, el agitar del grano o el lavado de la ropa. La ley Mosaica se cumplió en Cristo (Mateo 5:17). Los rituales del Antiguo Testamento nunca tuvieron la intención de ser una parte permanente de la adoración, como la Escritura enseña claramente: "[Las ofrendas y los sacrificios] son sólo una cuestión de comida y bebida y de diversos lavados ceremoniales-regulaciones externas que se aplican hasta el tiempo del nuevo orden" (Hebreos 9:10, énfasis añadido). Los "reglamentos externos" no son obligatorios para nosotros hoy en día.
No hay ningún mandamiento en el Nuevo Testamento que nos obligue a incluir rezos, objetos ceremoniales o gestos físicos simbólicos en nuestra adoración hoy en día. Nuestra devoción es al Señor Jesús, no a los distintos rituales o liturgias. El verdadero cristianismo, tal como se deriva de la interpretación exacta de la Biblia, no se basa en reglas ni en rituales. Por el contrario, se basa en las relaciones. El Dios vivo, a través de Jesús, ha hecho que los que creen en Cristo sean Sus propios hijos (Juan 1:12).
Los únicos "ritos" que la iglesia del Nuevo Testamento debe cumplir son las ordenanzas: el bautismo por inmersión (Mateo 28:19) y la comunión (1 Corintios 11:25). Pero, ni siquiera en esos casos, se dan detalles para reglamentar los métodos exactos a utilizar. El bautismo, por supuesto, requiere agua, y la comunión requiere pan y "la copa". Las iglesias son libres de bautizar a la gente en bautismales, lagos, piscinas, abrevaderos de caballos, etc. Para la comunión, la Biblia no especifica la frecuencia con que se realiza, el tipo de pan que se debe utilizar, el contenido de alcohol en "la copa", o exactamente quién debe administrar la ordenanza. Las iglesias tienen cierta libertad en estos asuntos.
Todas las iglesias tienen un formato que generalmente siguen, y esto se puede considerar como un "ritual". Por supuesto, es bueno que todo se haga "de manera adecuada y ordenada" (1 Corintios 14:40), y no es malo seguir un procedimiento. Pero, si una iglesia es tan litúrgica y su estructura tan rígida que el Espíritu Santo no puede operar libremente, la liturgia ha ido demasiado lejos.
Además, las liturgias o rituales elaborados por personas son falibles y en muchas ocasiones no son bíblicos. Incluso es posible "anular la palabra de Dios" con las tradiciones que la gente ha creado (Marcos 7:13). Jesús nos advirtió contra las "vanas repeticiones" (Mateo 6:7), y muchos rituales que se celebran en las iglesias hoy en día son precisamente eso. Las oraciones, los credos o los cánticos repetitivos pueden, con el tiempo, llevar al aburrimiento en la adoración y no a la libre expresión del corazón, la mente y el alma ante Dios (Mateo 22:34-40).
¿Son malos los rituales? Por supuesto que no. Los rituales huecos son malos, al igual que cualquier ritual que sustituya, oscurezca o desvíe la atención de una relación vibrante con Cristo. ¿Acaso los rituales son obligatorios en la iglesia? No, excepto el bautismo y la comunión. Dios ve el corazón, y busca a los que le adoran "en Espíritu y en verdad" (Juan 4:24). Los rituales pueden ser beneficiosos, pero nunca se debe permitir que los ritos externos reemplacen la devoción interior.
