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Pregunta: ¿Qué son los salmos penitenciales?

Respuesta:
El libro de los Salmos es una colección de 150 poemas, himnos y cánticos que tienen su origen en el culto del antiguo Israel. A lo largo de la historia, los padres de la Iglesia y los estudiosos de la Biblia han clasificado los salmos en diversas categorías según su contenido, tema y estructura. Un grupo conocido como los salmos penitenciales comparte la característica clave de expresar penitencia: el dolor del salmista por el pecado y el fracaso espiritual.

Hay siete salmos penitenciales: Salmos 6; 32; 38; 51; 102; 130; y 143. En cada uno de ellos, el autor reconoce o confiesa su falta ante el Señor y reconoce su necesidad del favor y el perdón de Dios. Los salmos penitenciales son oraciones adecuadas para el pecador arrepentido.

Ya en tiempos de Orígenes (184-253 d.C.) y de Agustín (354-430 d.C.), los salmos penitenciales se destinaron al uso litúrgico en la Iglesia cristiana para la confesión del pecado y el arrepentimiento. El papa medieval Inocencio III (1161-1216 d.C.) ordenó que se recitaran los salmos penitenciales durante la Cuaresma y la Semana Santa. El Breviario Romano, antiguo libro de servicio de los sacerdotes de la Iglesia Católica Romana, dedicaba un lugar especial a los salmos penitenciales. Asimismo, el Libro de Oración Común de la Iglesia de Inglaterra designa los salmos penitenciales como apropiados para su uso el Miércoles de Ceniza y en otros servicios de oración de Cuaresma.

El salmo penitencial más conocido, el Salmo 51, ha sido llamado la Guía del Pecador. Es la oración de arrepentimiento del rey David después de que el profeta Natán lo confrontara por sus pecados (2 Samuel 12). David había cometido adulterio con Betsabé y lo había encubierto mandando matar a su esposo, Urías. Las palabras del Salmo 51 brotan del momento más oscuro de autoconciencia de David. Reconoce la profundidad de su pecado y su culpa, y suplica la misericordia de Dios. Luego, lleno de confianza en la fidelidad de Dios, David cree que su súplica será escuchada y atendida. El Salmo 32, continuación de este salmo, revela que Dios concede efectivamente la plegaria de David. Además de servir como oración personal de confesión, contrición y restauración, el Salmo 51 también da voz a la nación de Israel en su súplica de arrepentimiento y salvación.

El Salmo 6, el primero de los salmos penitenciales, revela al autor profundamente afligido, cansado en cuerpo y espíritu, y apelando desesperadamente a Dios en busca de misericordia y alivio del castigo. De nuevo, el salmista aquí es David, que ha estado sufriendo una enfermedad. Confiando en la respuesta misericordiosa de Dios, David concluye su oración sabiendo que Dios lo escuchará y lo ayudará.

El salmo 38 es la oración de un individuo que sufre una enfermedad que considera un castigo infligido por Dios. El salmista confiesa sus pecados y pide perdón a Dios. Del mismo modo, el Salmo 102 es el lamento de un individuo enfermo, que sufre, se siente solo y amenazado por sus enemigos. Sin embargo, en esta oración, el salmista pide ayuda para sí mismo y para Jerusalén. El Salmo 102 mezcla las preocupaciones personales con las de todo el reino e incluye un himno de alabanza a Dios.

El autor del Salmo 130 no especifica la naturaleza de su aflicción ni se arrepiente explícitamente del pecado. Pero sí expresa la conciencia de su pecaminosidad y su necesidad de la gracia de Dios. Los versículos finales sugieren que este salmo penitencial no es solo una confesión individual, sino una oración nacional de arrepentimiento por todo Israel.

El último de los siete salmos penitenciales es el Salmo 143. Contiene un reconocimiento universal de culpa: "No lleves a juicio a tu siervo, porque ante ti nadie es inocente" (Salmo 143:2, NTV). Pero esta es la única referencia al pecado y al perdón en el salmo.

El arrepentimiento de los propios pecados ante un Dios santo es uno de los temas principales de la Escritura, y los salmos penitenciales son ejemplos perfectos del valor del arrepentimiento y de la firme confianza en el Dios de toda gracia y consuelo.

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