Pregunta: ¿Qué significa ser imitadores de Dios (Efesios 5:1)?
Respuesta:
En su carta a los Efesios, Pablo instruye a los creyentes: "Sed, pues, imitadores de Dios como hijos amados" (Efesios 5:1). Debemos imitar a Cristo y modelar nuestra vida según Él.
Esta palabra traducida como "imitar" en las versiones de la Biblia en español es mimētai en griego, la raíz de nuestra palabra imitar. Tiene la connotación positiva de seguir un modelo establecido por un mentor admirado, y se utiliza siete veces en el Nuevo Testamento para promover el hecho de seguir o imitar a ciertos líderes de la Iglesia primitiva, a Cristo y, en última instancia, a Dios.
Que un niño imite a sus padres es lo más natural del mundo. Así es como los niños aprenden todo, desde lavarse los dientes hasta guardar los juguetes y tratar a los demás con respeto. Los niños pequeños quieren ser de mayores como sus padres, y a menudo fingen ser sus padres: se prueban los zapatos de sus padres, se ponen sus sombreros, etc. Es una parte importante del juego infantil, ya que imitan lo que ven en sus padres. Este es el tipo de imitación al que Pablo se refiere en Efesios 5.
En Efesios 5:1-21, Pablo habla sobre qué comportamiento es y no es una imitación digna de Dios y propia de los hijos de Dios. "Porque en otro tiempo erais tinieblas, mas ahora sois luz en el Señor; andad como hijos de luz" (Efesios 5:8).
Cuando Pablo instruyó a los creyentes para que fueran imitadores de Dios, no indicó que eso significara que debían actuar como si también fueran divinos, omniscientes o poseyeran algún poder semejante al de Dios. En cambio, especificó "Sed, pues, imitadores de Dios como hijos amados" (Efesios 5:1, énfasis añadido). Los hijos no pretenden convertirse en sus padres; sin embargo, se puede ver a los hijos imitando los comportamientos y acciones de sus padres.
Para imitar correctamente a Dios, primero debemos ser Sus hijos. "Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios" (Juan 1:12-13). Si recibimos a Cristo y creemos en Su nombre, nos convertimos en hijos amados de Dios.
También debemos conocer los caminos de Dios para saber qué debemos imitar. Efesios 5:1-21 da varios ejemplos. "Pero fornicación y toda inmundicia, o avaricia, ni aun se nombre entre vosotros, como conviene a santos; ni palabras deshonestas, ni necedades, ni truhanerías, que no convienen, sino antes bien acciones de gracias... No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed llenos del Espíritu, hablando entre vosotros con salmos, con himnos y cánticos espirituales, cantando y alabando al Señor en vuestros corazones; dando siempre gracias por todo al Dios y Padre, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Someteos unos a otros en el temor de Dios" (Efesios 5:3-4, 18-21). Podemos aprender del Señor y de Sus caminos mediante el estudio en oración de pasajes bíblicos como este.
Dios nos dio el ejemplo definitivo a seguir en Cristo. Discernir cómo vivir basándonos en nuestro Dios, que supera al universo, puede ser difícil, pero, en la vida de Cristo, vemos un ejemplo práctico de cómo una persona debe vivir en esta tierra. "Y andad en amor, como también Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante" (Efesios 5:2). Al mirar a Cristo, aprendemos que debemos caminar en el amor, dando con sacrificio a los demás y ofreciéndonos por completo como sacrificio a Dios.
Los imitadores de Dios serán imitadores de Cristo, esforzándose por caminar en amor y sumisión a Dios, como los hijos amados caminan en obediencia e imitan a un padre.