Pregunta: ¿Qué significa que Dios hable en un silbo apacible y delicado?
Respuesta:
Solo hay un lugar en las Escrituras donde se dice que Dios habla en un "silbo apacible y delicado", y fue a Elías después de su dramática victoria sobre los profetas de Baal (1 Reyes 18:20-40; 19:12). Cuando le dijeron que Jezabel, la esposa de Acab, rey de Israel, buscaba matarlo, Elías huyó al desierto y cayó exhausto. Dios envió a un ángel con comida y agua para fortalecerlo, le dijo que descansara y luego lo envió a Horeb. Allí, en una cueva, Elías expresó su queja de que todos los profetas de Dios habían sido asesinados por Jezabel y solo él había sobrevivido. Dios le ordenó que permaneciera en la montaña en Su presencia. Luego el Señor envió un fuerte viento que rompió las rocas en pedazos; luego envió un terremoto y un incendio, pero Su voz no estaba en ninguno de ellos. Después de todo eso, el Señor le habló a Elías con un silbo apacible y delicado.
El objetivo de Dios hablando en un silbo apacible y delicado era mostrarle a Elías que la obra de Dios no siempre tiene que ir acompañada de revelaciones o manifestaciones dramáticas. El silencio divino no necesariamente significa inactividad divina. Zacarías 4:6 nos dice que la obra de Dios ""No [es] por el poder ni por la fuerza, sino por Mi Espíritu", dice el Señor de los ejércitos" (NBLA). Esto significa que las manifestaciones de poder no son necesarias para que Dios actúe.
Porque Él es Dios, no está limitado a una sola forma de comunicarse con Su pueblo. En otros lugares de las Escrituras, se dice que se comunica a través de un torbellino (Job 38:1), anuncia Su presencia por medio de un terremoto (Éxodo 19:18) y habla con una voz que suena como trueno (1 Samuel 2:10; Job 37:2; Salmo 104:7; Juan 12:29). En el Salmo 77:18, Su voz se compara tanto con un trueno como con un torbellino. Y en Apocalipsis 4:5 se nos dice que del trono del cielo salen relámpagos y truenos.
Dios tampoco se limita a los fenómenos naturales cuando habla. A lo largo de las Escrituras, habla repetidamente a través de Sus profetas. El hilo común en todos los profetas es la frase: "Así dice el Señor". Habla a través de los escritores de las Escrituras. Sin embargo, de manera más misericordiosa, habla a través de Su Hijo, el Señor Jesús. El escritor a los Hebreos abre su carta con esta verdad: "Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo" (Hebreos 1:1–2).
La diferencia entre Dios hablando a través del trueno y el torbellino, y luego a través de un silbo apacible y delicado, también puede considerarse como una muestra de la diferencia entre las dos dispensaciones de la ley y la gracia. La ley es una voz de palabras terribles y fue dada en medio de un torbellino de viento, truenos y relámpagos, acompañada de un terremoto (Hebreos 12:18–24), pero el evangelio es una voz suave de amor, gracia y misericordia, de paz, perdón, justicia y el don gratuito de la salvación a través de Cristo. La ley rompe los corazones rocosos de los hombres en pedazos, sacude sus conciencias y llena sus mentes con un sentido de la ira ardiente de Dios y el castigo que merecen, y luego el evangelio les habla suavemente de la paz y el perdón disponibles en Cristo.
Es menos importante como Dios nos habla que lo que hacemos con lo que Él nos dice. Dios nos habla más claramente en este día a través de Su Palabra. Cuanto más la aprendamos, más preparados estaremos para reconocer Su voz cuando Él hable, y más probable será que obedezcamos lo que escuchemos.
