Pregunta: ¿Qué significa que el Espíritu Santo sea la tercera persona de la Trinidad?
Respuesta:
Todos los miembros de la Trinidad son coexistentes, coeternos y coiguales. Dios existe eternamente en tres Personas que están en completa unidad. Un Dios pero tres Personas. Dios se ha revelado a nosotros como Padre, Hijo y Espíritu Santo.
En Mateo 28:19, como parte de la Gran Comisión, Jesús dijo, "Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo". El Espíritu Santo a menudo se llama la tercera Persona de la Trinidad porque, en esta "fórmula trinitaria," se lista en tercer lugar.
El Espíritu también es la tercera Persona de la Trinidad porque, en el progreso de la revelación, fue el tercero en ser revelado como una Persona individual. En Génesis 1:2, el Espíritu de Dios se cierne sobre las aguas en la creación. Más tarde, el Espíritu del Señor vendría sobre una persona (Sansón, por ejemplo, en Jueces 13—16) para cumplir una tarea específica. Sin embargo, estas referencias habrían sido entendidas como "el poder de Dios" más que una personalidad específica que es Dios.
No es sino hasta que Jesús está en la tierra que comenzamos a entender la Trinidad. El Padre (la primera Persona) envió al Hijo (la segunda Persona). Sin embargo, el Hijo dijo que, cuando Él dejara el mundo, enviaría a una tercera Persona que era Dios—el Espíritu Santo (Juan 14:16–17; 16:12–15). A partir de las palabras de Jesús, queda claro que el Espíritu Santo no es solo el poder impersonal de Dios sino Dios mismo—una tercera Persona que no había sido revelada previamente. El Espíritu es Dios, pero no es ni el Padre ni el Hijo. Es una tercera individualidad —una tercera Persona.
Cuando los cristianos usan los términos primero, segundo y tercero en relación con las Personas de la Trinidad, no están sugiriendo que diferentes Personas de la Trinidad son más importantes que las otras. Cada Persona es igualmente significativa. En palabras del Credo Atanasiano, escrito, como pensamos, por Atanasio, un arzobispo de Alejandría en el siglo IV d.C., "Adoramos a un Dios en Trinidad y la Trinidad en unidad, sin confundir las personas ni dividir el ser divino. Porque el Padre es una persona, el Hijo es otra, y el Espíritu es aún otra. Pero la deidad del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo es una, igual en gloria, coeterna en majestuosidad. . . . Y en esta Trinidad, nadie está antes o después, es mayor o menor que el otro; sino que las tres personas son en sí mismas, coeternas y coiguales; y así debemos adorar la Trinidad en unidad y al único Dios en tres personas".
Tal como existe Dios, las tres Personas son coiguales. Sin embargo, como Dios se ha revelado a nosotros y como interactúa con nosotros, cada Persona de la Trinidad ha asumido ciertos roles. El Espíritu dirige la atención al Hijo (Juan 16:14), y el Hijo dirige la atención al Padre (Juan 14:13). En este sentido, también, el Espíritu Santo es tercero.