Pregunta: ¿Qué significa que "todo me es lícito" (1 Corintios 6:12; 10:23)?
Respuesta:
Dos veces en su primera carta a la iglesia de Corinto, Pablo utiliza la afirmación "todo me es lícito", una vez en 1 Corintios 6:12 y otra vez en 1 Corintios 10:23. En ambos casos, el apóstol está advirtiendo a la iglesia contra el mal uso de la libertad cristiana. Analizaremos ambos pasajes en su contexto inmediato.
En 1 Corintios 6, Pablo está terminando de hablar de varios pecados concretos que los creyentes corintios estaban tolerando: algunos miembros de la iglesia se aprovechaban unos de otros en los tribunales (versículos 1-8), y otros practicaban la inmoralidad (versículos 12-20). En este contexto, el apóstol dice: "Todas las cosas me son lícitas, mas no todas convienen; todas las cosas me son lícitas, mas yo no me dejaré dominar de ninguna" (versículo 12). En este versículo, Pablo parece anticiparse a un argumento de quienes justificaban su pecado en nombre de la "libertad cristiana". Su punto es que la libertad tiene límites. Pasa directamente a demostrar que la inmoralidad sexual está en contradicción con la vida cristiana, y que ningún tipo de "libertad cristiana" puede excusarla.
La traducción NVI de 1 Corintios 6:12 pone de manifiesto más claramente la idea de que Pablo está citando a los que se opusieron a su amonestación: ""Todo me está permitido", pero no todo es para mi bien. "Todo me está permitido", pero no dejaré que nada me domine". Parece que algunos miembros de la iglesia de Corinto utilizaban "Tengo derecho a hacer cualquier cosa" como un mantra, repitiéndolo cada vez que eran cuestionados sobre su comportamiento. Pablo responde a su mantra, añadiendo sus propias cláusulas: "pero no todo es para mi bien" y "pero no dejaré que nada me domine". Incluso si todas las cosas fueran lícitas, no todo se debe hacer, y no hay que permitir que nada nos esclavice como hábito pecaminoso.
En 1 Corintios 10, la cuestión es comer carnes ofrecidas a los ídolos. Pablo recurre de nuevo al mantra de los corintios: "Todo me es lícito, pero no todo conviene; todo me es lícito, pero no todo edifica" (versículo 23). Luego pasa a argumentar que comer carne que se vende en el mercado no es malo en sí mismo; sin embargo, si comer carne ofrecida a los ídolos hace que alguien tropiece, entonces esa actividad se convierte en mala.
La NVI expresa 1 Corintios 10:23 de esta manera: ""Todo está permitido", pero no todo es provechoso. "Todo está permitido", pero no todo es constructivo". Así pues, la libertad cristiana está limitada por al menos dos consideraciones: 1) ¿cuál es el efecto de esta acción sobre uno mismo?, y 2) ¿qué influencia tendrá esta acción sobre "judíos, gentiles o la iglesia de Dios" en su conjunto (versículo 32)? Nuestro objetivo debe ser buscar "el bien de los demás" (versículo 24), no solo nuestro propio bien (cf. versículo 33).
La libertad cristiana era uno de los temas principales de Pablo (ver Gálatas 5:1). Así que es muy posible que el mantra de los corintios, "Todo me es lícito", fuera originalmente una enseñanza de Pablo a aquella iglesia. Pero la iglesia ignoraba los límites que el amor a los demás y la santidad ante Dios imponen a la libertad. El cristiano no puede vivir en pecado y, cuando se le confronta, encogerse de hombros y decir: "Todo me es lícito, porque Pablo lo dijo". Ningún creyente tiene derecho a provocar a propósito que alguien caiga en el pecado y excusarlo con el eslogan "tengo derecho a hacer cualquier cosa". La libertad cristiana deja de ser "cristiana" y se convierte en libertinaje cuando nos involucramos en actos de inmoralidad o dejamos de amarnos verdaderamente los unos a los otros.
Primera de Corintios 10:31 resume bien la cuestión: "Si, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios".