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Pregunta: ¿Por qué Éxodo 35:2 exige la pena de muerte por trabajar en el día de reposo?

Respuesta:
En la ley mosaica, los israelitas que quebrantaban el mandamiento de no trabajar en el día de reposo se enfrentaban a la pena de muerte. Esta pena no solo destacaba la importancia suprema de observar un día sagrado de descanso como signo de la relación de pacto de Israel con Dios, sino que también establecía una verdad simbólica sobre el descanso eterno de Dios.

En Éxodo 35:2, cuando Israel estaba a punto de emprender los trabajos de construcción del tabernáculo, Moisés reunió a todo el pueblo y dijo: "Seis días se trabajará, pero el séptimo día será para ustedes un día santo, día de completo reposo para el Señor. Cualquiera que haga trabajo alguno en él, morirá" (NBLA). Este pasaje reitera la observancia del día de reposo que el Señor había dado a Israel a través de Moisés en Éxodo 31:12-18 y anteriormente en Éxodo 20:8-11 y Éxodo 16:21-26.

La observancia del día de reposo era una señal importante del pacto entre Dios y Su pueblo. No observar este símbolo fundamental del pacto era una violación tan grave de la relación que se le asignaba una pena de muerte. Hasta ese momento, Israel tenía un historial de olvidar o desobedecer los mandamientos de Dios. En la emoción del pueblo por comenzar a construir el tabernáculo, era imprescindible que no se pasara por alto el culto, ni siquiera para realizar un trabajo digno de alabanza. Así, la pena de muerte enfatizaba la seriedad de mantener la fidelidad al compromiso solemne entre el pueblo y Dios.

Guardar el día de reposo era una señal para el pueblo de Israel, pero también tiene un significado simbólico para todos los que mantienen una relación de pacto con el Señor. Los creyentes del Nuevo Testamento están bajo un nuevo pacto y ya no están obligados a guardar el día de reposo como un día legalista con reglas sobre no trabajar; sin embargo, el principio de dar prioridad al tiempo para adorar y honrar a Dios permanece. Cuando damos prioridad a Dios, reconocemos ante nosotros mismos y ante los demás que Él es Señor sobre nuestro trabajo, nuestro tiempo y nuestras vidas.

Para comprender plenamente el significado espiritual del día de reposo, es necesario ver su conexión con el descanso de Dios. El relato de la creación registra que Dios, después de crear los cielos y la tierra en seis días, descansó el séptimo día (Génesis 2:2-3). Este descanso de Dios nos enseña que el Creador estableció bondadosamente un ejemplo de cómo nosotros, Sus criaturas, debemos dedicar y disfrutar un día regular de descanso de nuestras labores. Pero hay un significado más profundo en esta frase. El descanso de Dios apunta a un descanso espiritual para nosotros—el gozo del cielo para siempre con Dios—que llega mediante la fe en Jesucristo y la obediencia a Él (Hebreos 4:1-10). Si no descansamos en la obra acabada de Jesucristo en la cruz, permanecemos espiritualmente muertos.

Bajo el Antiguo Pacto, el pueblo judío se esforzaba por hacerse aceptable a Dios pero, por supuesto, era incapaz de cumplir todas las leyes de Dios. Los sacrificios exigidos por la ley tenían que repetirse una y otra vez para permitir a los pecadores acercarse a un Dios Santo. El elaborado pero inadecuado sistema fue diseñado para apuntar al Mesías, Jesucristo, que ofrecería "una vez para siempre un solo sacrificio por los pecados". Después de que Jesús completara Su misión en el Calvario, se sentó y "descansó" a la diestra de Dios (Hebreos 10:1-14). Gracias a la obra de Cristo en la cruz, los creyentes ya no tienen que esforzarse para estar bien con Dios, sino que pueden entrar en Su reposo (Hebreos 9:11-14). Jesús es nuestro reposo, y en Él dejamos de afanarnos y encontramos un descanso completo de nuestro esfuerzo propio. Descansamos en Cristo, no solo un día a la semana, sino siempre. La consecuencia de continuar nuestro trabajo cuando deberíamos estar descansando en Cristo es la muerte—prefigurada por la pena de muerte para los israelitas que trabajaban en el día de reposo.

Para Israel, guardar el día de reposo era una señal de obediencia al pacto de Dios. Los que no observaban el día de reposo dejando de trabajar demostraban abiertamente con sus acciones que no eran partícipes del acuerdo. Por otro lado, los que guardaban fielmente el día de reposo hacían una demostración pública de su decidida fidelidad al Señor del reposo. El día de reposo semanal también es un recordatorio simbólico del reposo divino y eterno de Dios, y la pena de muerte por trabajar en el día de reposo señalaba el destino de los incrédulos que se niegan a entrar en el reposo de Dios a través de la muerte expiatoria de Jesucristo en la cruz.

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