Pregunta: ¿Deben las traducciones de la Biblia utilizar un lenguaje que incluya el género?
Respuesta:
En las últimas décadas también han aparecido nuevas traducciones de la Biblia en español, muchas de ellas buscando mayor claridad, accesibilidad y actualización lingüística. Algunas de estas versiones han adoptado un lenguaje inclusivo en cuanto al género, lo que en ciertos casos puede comprometer el significado original de la Palabra inspirada de Dios (véase 2 Pedro 1:21; 2 Timoteo 3:16). Hacer que un texto sea “inclusivo” puede parecer algo simple (como reemplazar “todo hombre” por “todas las personas” o “quienquiera que crea”), pero también puede llevar a borrar distinciones de género que la Escritura mantiene como intencionales. A diferencia del inglés, el español es un idioma con una marcada flexión de género y número, lo que significa que casi todos los sustantivos, adjetivos y pronombres están marcados como masculinos o femeninos. Tradicionalmente, el masculino plural se utiliza como forma genérica para referirse a grupos mixtos o indefinidos, lo que ha sido objeto de críticas por parte de movimientos que lo consideran excluyente. En respuesta, algunas traducciones recientes han intentado neutralizar el género, lo que puede llevar a pérdidas de precisión teológica y exegética, especialmente en textos que tratan roles e identidades específicas.
Los nuevos hallazgos arqueológicos y los descubrimientos de manuscritos anteriores han proporcionado a los traductores de la Biblia mejores herramientas y una comprensión más amplia con las que determinar los significados elusivos de términos que ya no se usan activamente. Sin embargo, la exactitud no siempre es la motivación para crear una nueva traducción de la Biblia. Algunas sectas, como los Testigos de Jehová, han creado sus propias versiones de la Biblia para apoyar su agenda y sus ideas. La Traducción del Nuevo Mundo de los Testigos de Jehová omite palabras y añade otras de forma que tergiversa los pasajes lo suficiente como para cambiar su significado. Este tipo de traducción de la Biblia no es una traducción en absoluto, sino una perversión de la sagrada Palabra de Dios. Dios tiene palabras duras para la gente que dice: "Así dice el Señor", cuando Él no dijo eso (Deuteronomio 4:2; 18:20; Jeremías 23:16; Ezequiel 13:1-7).
Del mismo modo, la corrección política y la inclusión del género han invadido el mundo de la traducción de la Biblia y a menudo pervierten el mensaje de Dios. Ahora bien, el lenguaje que incluye el género no siempre es incorrecto. Cuando la intención del equipo de traducción es conservar el significado original en la medida de lo posible, es correcto utilizar palabras como todos en lugar de la anticuada todo hombre, porque el significado no cambia. Por ejemplo, Colosenses 1:28 en la Nueva Biblia de las Américas dice lo siguiente: "A Él nosotros proclamamos, amonestando a todos los hombres, y enseñando a todos los hombres con toda sabiduría, a fin de poder presentar a todo hombre perfecto en Cristo.". Pablo habla claramente de "todo ser humano", no sólo de los varones. Por eso, muchas traducciones modernas redactan el versículo de esta manera "A este Cristo proclamamos, aconsejando y enseñando con toda sabiduría a todas las personas, para presentarlas completamente maduras en su unión con Cristo." (NVI). Este lenguaje inclusivo de género no desvirtúa el mensaje original de la Escritura, sino que mejora nuestra comprensión de lo que dice Pablo.
En algunas traducciones, como la NBLA, el término “hermanos” en 1 Tesalonicenses 4:10 se mantiene, reflejando la traducción del término griego adelphoi, que, aunque es formalmente masculino, se entiende ampliamente como una forma genérica que se refiere a la comunidad cristiana en su conjunto, tanto a hombres como a mujeres. En este caso, la NBLA no realiza el cambio a “hermanos y hermanas”, ya que “hermanos” es interpretado como una expresión inclusiva en muchos contextos, especialmente cuando se trata de la iglesia como un cuerpo colectivo. Por lo tanto, la traducción de “hermanos” se considera fiel al significado original del griego, sin necesidad de especificar el género, dado que el contexto de Pablo abarca a toda la comunidad cristiana.
Otro recurso común es el uso del plural neutro para evitar pronombres de género en singular. Por ejemplo, Levítico 24:15, traducido literalmente, puede contener pronombres masculinos por defecto (ver traducción JBS). Las versiones modernas adaptan esto a una forma que incluya a ambos sexos, reflejando que la aplicación de la ley era para todos los israelitas, no solo para los hombres.
Sin embargo, otros ejemplos de lenguaje inclusivo de género son más problemáticos. Si la intención original de un versículo era limitar el significado a una idea masculina, es un error cambiar esa perspectiva para adaptarla a las sensibilidades modernas. Por ejemplo, algunas versiones que incluyen el género sustituyen las referencias a que Dios es un "Padre" para nosotros por afirmaciones de que es nuestro "Progenitor". Esto es erróneo, pues cambia fundamentalmente nuestra perspectiva de la relación. La redacción masculina fue la elección de Dios al explicarse a nosotros, y no tenemos derecho a alterarla.
Cuando los traductores de la Biblia utilizan un enfoque de equivalencia formal, mantienen la redacción masculina de las lenguas originales. Los traductores de la Biblia que se inclinan por la equivalencia dinámica serán más propensos a aplicar un lenguaje que incluya el género. Uno de los objetivos de toda buena traducción es presentar las Escrituras lo más fielmente posible a su significado original. Cuando el uso del lenguaje inclusivo de género no altera en modo alguno la intención original del autor, puede ser aceptable. Pero si los cambios realizados en nombre de la inclusión del género modifican la intención o amplían el significado fuera de los límites inspirados, es pecado. No debe permitirse que lo políticamente correcto altere la Palabra de Dios.