Pregunta: ¿Qué significa vivir para la justicia (1 Pedro 2:24)?
Respuesta:
La gente vive su vida por muchas cosas: felicidad, placer, riqueza, relaciones. Sin embargo, estas cosas no satisfacen plenamente aparte de una relación con Cristo. ¿De qué le sirve a alguien ganar todas estas cosas y, sin embargo, perder su alma? ¿O qué puede dar alguien a cambio de su alma? (Mateo 16:26). El pueblo de Dios ha sido salvado del pecado y de la muerte, y está llamado a vivir para la justicia (1 Pedro 2:24). Al hacerlo, esperan una recompensa eterna que las polillas no pueden destruir y los ladrones no pueden robar (Mateo 6:19-20).
Jesús llevó nuestro pecado en la cruz y murió para pagar su castigo: "Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él" (2 Corintios 5:21). Los que confían en Jesús son liberados de las consecuencias del pecado y del poder del pecado para dictar sus vidas. Jesús cargó con su pecado. Los que nacen de nuevo por la fe en Cristo tienen una posición justa ante Dios. Gracias al sufrimiento de Cristo, no tenemos que vivir en pecado. En cambio, podemos vivir para la justicia.
La justicia puede definirse en un sentido amplio como "comportamiento moralmente aceptable". Bíblicamente, los que son justos son aceptables para Dios, ya que Dios los ha salvado. La justicia transmite un sentido de rectitud, equidad o santidad divina. Dios es la norma de la justicia. Ser justo es estar bien con Dios. La justicia de Cristo se nos imputa cuando nos salvamos, pero también es algo que estamos llamados a perseguir. Estamos llamados a vivir por la justicia.
Vivir para la justicia significa que nos damos cuenta de todo corazón, de que el pecado no agrada a Dios. Por ello, buscamos la santidad en lugar del pecado en nuestros pensamientos, palabras y acciones. Cuando vivimos para la justicia, sometemos incluso nuestros pensamientos a lo que es justo: "Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad" (Filipenses 4:8). Vivir para la justicia significa desear que Dios transforme nuestra mente (Romanos 12:2) y nos conforme "a la imagen de su Hijo" (Romanos 8:29).
Cuando los creyentes viven para la justicia, también someten sus palabras al señorío de Cristo. Ya no hablamos despreocupadamente, conscientes de que nuestras palabras tienen poder para reflejar bien o mal a Cristo. Nuestras palabras deben demostrar el poder de la gracia de Dios. Por eso estamos llamados a que "ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes" (Efesios 4:29). Lo que Dios ha hecho en nuestro corazón debe reflejarse en lo que sale de nuestra boca (Mateo 12:35).
Del mismo modo, los creyentes que viven para la justicia revelan al Espíritu Santo en su interior y dan pruebas de la obra que Dios está realizando en sus vidas. Ya no vivimos para los placeres egoístas, sino que deseamos vivir para las cosas de Dios. Vivimos para la justicia cuando pedimos humildemente a Dios que cree en nosotros un corazón limpio y renueve un espíritu recto en nuestro interior (Salmo 51:10). Pasamos tiempo en la Palabra de Dios y perseguimos el carácter de Cristo. Queremos que nuestras acciones y toda nuestra vida estén moldeadas únicamente por Cristo.
Cuando depositamos la fe en Cristo, el Espíritu Santo mora en nosotros y nos capacita para vivir por la justicia (Hechos 2:28). Cuando "andamos en el Espíritu" (Gálatas 5:16, 25), Él produce frutos en nuestras vidas que reflejan Su carácter. Estamos "llenos de frutos de justicia que son por medio de Jesucristo, para gloria y alabanza de Dios" (Filipenses 1:9-11). El pueblo de Dios está llamado y capacitado para vivir por la justicia, lo cual trae gloria y alabanza a Dios. Como dice Proverbios 15:9: "Abominación al Señor es el camino del impío, pero Él ama al que sigue la justicia" (NBLA).
