Pregunta
¿Cuál es la importancia de que Priscila y Aquila le enseñaran a Apolos?
Respuesta
Priscila y Aquila, mencionados por primera vez en Hechos 18:2, eran un matrimonio que había llegado de Italia a Corinto después de que el emperador Claudio deportara a todos los judíos de Roma en el año 49 d.C. Siempre se les menciona juntos en el Nuevo Testamento. La disposición o responsabilidad de liderazgo de Priscila en la iglesia puede explicar por qué su nombre aparece antes que el de su esposo en cuatro de las seis referencias del Nuevo Testamento. También es posible que, como mujer de ciudadanía romana, tuviera un rango social superior al de su esposo.
Priscila y Aquila eran fabricantes de tiendas (o marroquineros), amigos leales y colaboradores de confianza del apóstol Pablo, que vivía y trabajaba con ellos en Corinto. La Biblia no dice si Priscila y Aquila se convirtieron al cristianismo a través del ministerio de Pablo, pero ministraron el evangelio junto a Pablo y viajaron con él a Éfeso (Hechos 18:18-28).
Priscila y Aquila permanecieron en Éfeso mientras Pablo continuaba su viaje misionero (Hechos 18:19-23). Antes de que Pablo regresara a Éfeso, la pareja se encontró con un predicador ambulante: "Mientras tanto, un judío llamado Apolos—un orador elocuente que conocía bien las Escrituras—llegó a Éfeso desde la ciudad de Alejandría, en Egipto. Había recibido enseñanza en el camino del Señor y les enseñó a otros acerca de Jesús con espíritu entusiasta y con precisión. Sin embargo, él solo sabía acerca del bautismo de Juan. Cuando Priscila y Aquila lo escucharon predicar con valentía en la sinagoga, lo llevaron aparte y le explicaron el camino de Dios con aún más precisión" (Hechos 18:24-26, NTV).
Apolos era un judío muy culto, nativo de Alejandría (Egipto). Conocía bien las Escrituras del Antiguo Testamento. Era apasionado, elocuente, sincero e inteligente. Enseñaba y predicaba con valentía sobre Jesús, pero "solamente conocía el bautismo de Juan" (Hechos 18:25).
El bautismo de Juan tenía que ver con el arrepentimiento y esperaba la llegada del Mesías (Mateo 3:11; Hechos 19:4). Ser bautizado por Juan demostraba un reconocimiento del propio pecado, un deseo de limpieza espiritual y un compromiso de seguir la ley de Dios en espera de la llegada del Mesías. Hechos 18:25 sugiere que Apolos, conociendo solo el bautismo de Juan, estaba en lo cierto en lo que predicaba, pero tenía una comprensión incompleta del evangelio. Su conocimiento de la muerte, resurrección, misión y mensaje de Jesucristo se limitaba a lo que había aprendido a través de los discípulos de Juan el Bautista.
Priscila y Aquila se dieron cuenta de que Apolos no comprendía bien la verdad cristiana. La Biblia no dice con precisión qué información le faltaba a Apolos, pero una gran posibilidad es que no tuviera conocimiento de Pentecostés y el derramamiento del Espíritu Santo (ver Hechos 1:4, 8; 2:1-13, 38; cf. Hechos 19:1-7). Otra teoría es que Apolos desconocía la Gran Comisión de Cristo (Mateo 28:16-20) y el ministerio permanente de Sus discípulos. Es posible que no supiera nada de la fundación de la Iglesia del Nuevo Testamento, el cuerpo de Cristo, y de su amplia misión a los gentiles (Efesios 2:14-22).
Priscila y Aquila tenían un amplio conocimiento de la doctrina cristiana, probablemente adquirido de Pablo, y se lo transmitieron a Apolos con delicadeza y respeto. En lugar de corregirlo o desafiarlo públicamente, el maduro equipo de marido y mujer tomó a Apolos bajo su protección y lo acogió en su casa para explicarle la Palabra de Dios y Su camino "más exactamente" (Hechos 18:26). Rellenaron los huecos de información que faltaban, edificaron a Apolos en su fe y ayudaron al dotado ministro a desarrollar plenamente su teología cristiana. Entonces Priscila y Aquila enviaron a Apolos a Acaya, donde "fue de gran provecho a los que por la gracia habían creído; porque con gran vehemencia refutaba públicamente a los judíos, demostrando por las Escrituras que Jesús era el Cristo" (Hechos 18:27-28).
Apolos aceptó las enseñanzas de Priscila y Aquila sin ofenderse. Una vez instruido adecuada y profundamente en la Palabra de Dios a través de mentores con discernimiento, Apolos llegó a estar totalmente equipado para el ministerio: una fuerza imparable para Jesucristo y el reino de Dios. Su experiencia ilustra la importancia de una formación y educación ministerial sabia y piadosa.
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