Pregunta
¿Aceptó María ser la madre de Jesús?
Respuesta
Aunque las Escrituras no dicen que María haya pronunciado las palabras "acepto", podemos suponer que sí aceptó el plan de Dios de convertirse en la madre de Jesús por la forma en que reaccionó ante la noticia.
Después de saludar a María, el ángel le explicó exactamente lo que iba a suceder: "El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por lo cual también el Santo Ser que nacerá, será llamado Hijo de Dios" (Lucas 1:35).
Luego vemos la reacción de María y su reconocimiento de que acepta estas cosas: "Entonces María dijo: He aquí la sierva del Señor; hágase conmigo conforme a tu palabra" (Lucas 1:38). Son palabras de humildad y aceptación.
Todo indica en las Escrituras que María acogió el plan de Dios y valoró la tarea que Dios le había encomendado. Además de su reacción a las noticias del ángel, tenemos también el canto o poema de alabanza de María a Dios por lo que Él es y por lo que hará a través de Jesucristo:
"Engrandece mi alma al Señor;
Y mi espíritu se regocija en Dios mi Salvador.
Porque ha mirado la bajeza de su sierva;
Pues he aquí, desde ahora me dirán bienaventurada todas las generaciones.
Porque me ha hecho grandes cosas el Poderoso;
Santo es su nombre,
Y su misericordia es de generación en generación
A los que le temen.
Hizo proezas con su brazo;
Esparció a los soberbios en el pensamiento de sus corazones.
Quitó de los tronos a los poderosos,
Y exaltó a los humildes.
A los hambrientos colmó de bienes,
Y a los ricos envió vacíos.
Socorrió a Israel su siervo,
Acordándose de la misericordia
De la cual habló a nuestros padres,
Para con Abraham y su descendencia para siempre" (Lucas 1:46-55).
La alabanza de María y su pronta aceptación del plan de Dios pueden contrastarse con la incredulidad y el corazón inquisitivo de Zacarías ante las noticias que le dio el ángel. Zacarías escuchó la noticia de que su esposa, Elisabet, daría a luz un hijo que sería el precursor del Mesías. Al oír el anuncio del ángel, Zacarías preguntó: "¿En qué conoceré esto?" (Lucas 1:18). No creyó inmediatamente y, por su duda, quedó mudo hasta que nació su hijo Juan.
Las Escrituras nos muestran que, cuando Dios le pide algo específico a alguien, será persistente en Su mensaje. A veces, la gente responde directamente a Su llamado, como María, Isaías (Isaías 6:8), Samuel (1 Samuel 3:10) y Zaqueo (Lucas 19:5-6). Y a veces no, como Moisés (Éxodo 3:11), Jonás (Jonás 1:1-3) y el rey Saúl (1 Samuel 10:20-22).
Lo importante es que, como Dios es todopoderoso y omnisciente, Sus propósitos nunca pueden frustrarse. El Salmo 33:11 (NBLA) nos dice: "El consejo del Señor permanece para siempre, los designios de Su corazón de generación en generación".
El rey Saúl fue elegido como el primer rey de Israel e incluso fue lleno del Espíritu Santo. Sin embargo, finalmente desobedeció la orden directa de Dios, y Dios encontró a otro cuyo corazón se mantendría fiel a Él.
Moisés trató de inventar todas las excusas posibles para no ayudar a liberar a los israelitas de Egipto. Dios no dejó que Moisés se librara. En su lugar, le proporcionó a Moisés el báculo, milagros y a su hermano Aarón. Dios equipa a quien llama.
María aceptó plenamente su llamado como madre de Jesús. Su cántico de alabanza y su vida serán recordados con gozo por toda la eternidad. El cántico de María no trata de cuán cualificada estaba o de cómo aceptó los planes de Dios; el tema de su cántico era la misericordia, la bondad y el poder de Dios. En sus atributos, María tenía la seguridad de que se cumplirían sus promesas por tanto tiempo esperadas.
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