Pregunta
¿Qué es un año de reposo?
Respuesta
El día de reposo es el séptimo día de la semana, un día de descanso para el pueblo hebreo bajo la Ley Mosaica. Pero la Ley también hablaba de un año de reposo. Levítico 25:1–7 proporciona instrucciones para el año de reposo que debía observarse después de que los israelitas se trasladaran a la Tierra Prometida.
Levítico 25:3–5 explica qué hacer, o más bien, qué no hacer durante el año de reposo: "Seis años sembrarás la tierra, seis años podarás tu viña y recogerás sus frutos, pero el séptimo año la tierra tendrá completo descanso, un reposo para el Señor; no sembrarás tu campo ni podarás tu viña. Lo que nazca espontáneamente después de tu cosecha no lo segarás, y no recogerás las uvas de los sarmientos de tu viñedo; la tierra tendrá un año de reposo" (NBLA). Entonces, cada siete años debía ser un tiempo de no plantar ni podar cosechas. El día de reposo era un descanso cada semana, y este descanso se aplicaba a las tierras de cultivo una vez cada siete años (el año de reposo también se menciona en Éxodo 23:10–11).
Si los israelitas no debían plantar durante el año de reposo, ¿qué iban a comer? Levítico 25:6–7 explica: "Mas el descanso de la tierra te dará para comer a ti, a tu siervo, a tu sierva, a tu criado, y a tu extranjero que morare contigo; y a tu animal, y a la bestia que hubiere en tu tierra, será todo el fruto de ella para comer".
El alimento para los israelitas, sus siervos y su ganado debía provenir de la cosecha del año de reposo, recolectando la cosecha que creció por sí sola el séptimo año. Levítico 25:20–22 anticipa la pregunta del pueblo: "Y si dijereis: ¿Qué comeremos el séptimo año? He aquí no hemos de sembrar, ni hemos de recoger nuestros frutos; entonces yo os enviaré mi bendición el sexto año, y ella hará que haya fruto por tres años. Y sembraréis el año octavo, y comeréis del fruto añejo; hasta el año noveno, hasta que venga su fruto, comeréis del añejo". En otras palabras, los israelitas no tenían por qué preocuparse. Dios prometió cuidar de ellos, si tan solo confiaban en Él.
Deuteronomio 15 también habla del año de reposo. En este pasaje, se da un otro mandamiento: perdonar todas las deudas y liberar a todos los siervos hebreos. Si los israelitas obedecían este mandamiento, tenían otra promesa: "Pues el Señor tu Dios te bendecirá como te ha prometido, y tú prestarás a muchas naciones, pero tú no tomarás prestado; y tendrás dominio sobre muchas naciones, pero ellas no tendrán dominio sobre ti" (Deuteronomio 15:6 − NBLA).
El cumplimiento del año de reposo era una señal importante de confianza en el Señor, y venía acompañada de grandes bendiciones. Dios advirtió que negarse a obedecer este mandamiento, llevaría a una maldición: "y a vosotros os esparciré entre las naciones, y desenvainaré espada en pos de vosotros; y vuestra tierra estará asolada, y desiertas vuestras ciudades... la tierra descansará entonces y gozará sus días de reposo. Todo el tiempo que esté asolada, descansará por lo que no reposó en los días de reposo cuando habitabais en ella" (Levítico 26:33–35).
Lamentablemente, Israel no cumplió con los años de reposo. Siguieron cultivando y cosechando su tierra en el séptimo año, como lo habían hecho los otros años. Como resultado de eso y otros pecados, Dios mandó a los asirios y a los babilonios contra Israel, y el pueblo de Dios fue expulsado de la Tierra Prometida durante un período de tiempo. El historiador bíblico nota la importancia de las deportaciones: "para que se cumpliera la palabra del Señor por boca de Jeremías, hasta que la tierra hubiera gozado de sus días de reposo. Todos los días de su desolación la tierra reposó hasta que se cumplieron los setenta años" (2 Crónicas 36:21 − NBLA).
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