Pregunta
¿Cómo puedo complacer a Dios?
Respuesta
Complacer a Dios es, o debería ser, la meta de todos los creyentes, todos los que invocan el nombre de Cristo para la salvación. Los requisitos para todos los que quieren agradar a Dios son: buscar a Dios por fe, caminar en el Espíritu y no en la carne, y caminar dignamente de nuestro llamado en obediencia y sumisión a la voluntad de Dios. Estas cosas pueden parecer imposibles de hacer, pero Dios quiere que lo complazcamos, y Él hace posible que lo hagamos. Hacemos estas cosas por el poder de Su Espíritu que vive en nuestros corazones.
Pablo les recuerda a los creyentes de Roma que "Los que viven según la naturaleza pecaminosa no pueden agradar a Dios" (Romanos 8:8). Así que el primer paso para agradar a Dios es aceptar el sacrificio por el pecado que Él ofreció mediante la muerte de Jesucristo en la cruz. En ese momento estamos "en el Espíritu" y no "en la carne". Esto lo hacemos por fe, porque "sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan" (Hebreos 11:6).
En Romanos 8, Pablo explica la diferencia entre la naturaleza pecadora y la naturaleza de aquellos que han sido regenerados por el Espíritu. Los que todavía están en su pecado tienen sus mentes puestas en deseos pecaminosos, mientras que los regenerados por Cristo tienen una mente completamente nueva que es controlada por el Espíritu y desean vivir de acuerdo a Él. "Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz. Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden" (Romanos 8:6-7). Así que el primer paso para que los creyentes agraden a Dios es asegurarse de que están caminando en el Espíritu, no en la carne.
Además, debemos vivir por fe (Hebreos 10:38). Dios no puede complacerse con aquellos que "se alejan" de Él porque no tienen confianza en Él o dudan de la verdad de Sus afirmaciones y promesas, o que no creen que Sus caminos son rectos, santos y perfectos. El requisito de la fe y la confianza en Dios no es irrazonable; es exactamente lo que exigimos a nuestros hijos y cónyuges, y es una condición indispensable para que nos complazcan. Lo mismo ocurre con Dios.
Por lo tanto, agradar a Dios es un asunto de vivir de acuerdo con Sus preceptos, mandamientos, y haciéndolo con amor. Siempre queremos agradar a los que amamos, y el Nuevo Testamento está lleno de exhortaciones para vivir con rectitud y amar a Cristo obedeciendo Sus mandamientos. Jesús lo dejó muy claro: "Si me amáis, guardad mis mandamientos" (Juan 14:15). Las Epístolas son el plan de Dios para los creyentes y contienen numerosas exhortaciones para que mostremos a lo largo de nuestra vida el comportamiento que agrada a Dios: "Por lo demás, hermanos, os rogamos y exhortamos en el Señor Jesús, que de la manera que aprendisteis de nosotros cómo os conviene conduciros y agradar a Dios, así abundéis más y más" (1 Tesalonicenses 4:1).
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