Pregunta
¿Qué significa que El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu (Romanos 8:16)?
Respuesta
Romanos 8:16 dice: "El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios". El tema de este pasaje es que los creyentes son herederos con Cristo. El Espíritu Santo nos da una gran seguridad de nuestra posición en la familia de Dios.
Romanos 8 comienza con la siguiente declaración: "ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús" (Romanos 8:1). Como no hay condenación, los creyentes están perfectamente seguros en Cristo. Sus pecados han sido perdonados y no se enfrentarán al juicio en forma de condenación. Pablo contrasta la vida en la carne, que se caracteriza por el pecado y la muerte, con la vida en el Espíritu, marcada por la justicia y la vida (Romanos 8:5-11). La presencia interior del Espíritu Santo identifica a los creyentes como hijos de Dios.
Cuando Pablo dice: "El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios" (Romanos 8:16), está señalando una interacción íntima entre el Espíritu Santo y nuestro ser interior. La palabra griega traducida aquí como "testimonio" significa "atestiguar, confirmar o afirmar la verdad". La verdad que se confirma es que somos hijos de Dios.
El testimonio del Espíritu Santo también proporciona a los creyentes la seguridad de la salvación y de nuestra adopción en la familia de Dios. En Romanos 8:15, Pablo escribe: "Pues ustedes no han recibido un espíritu de esclavitud para volver otra vez al temor, sino que han recibido un espíritu de adopción como hijos, por el cual clamamos: "¡Abba, Padre!"" (NBLA). La confirmación del Espíritu Santo de que somos hijos de Dios es significativa. Nos asegura que no somos sólo siervos o seguidores de Cristo, sino hijos amados de Dios. Podemos llamar a Dios nuestro Padre o "Abba", término arameo que transmite intimidad y afecto.
El testimonio del Espíritu también se menciona en Gálatas 4:6, donde Pablo afirma: "Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama: ¡Abba, Padre!". Esto refuerza la idea de que el Espíritu Santo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios. Él es la señal y el sello de nuestra adopción.
La seguridad de nuestra adopción en la familia de Dios tiene sus raíces en la obra objetiva de Cristo en la cruz. Efesios 1:13-14 habla del Espíritu Santo como garantía de nuestra preciosa herencia en Cristo: "En Él también ustedes, después de escuchar el mensaje de la verdad, el evangelio de su salvación, y habiendo creído, fueron sellados en Él con el Espíritu Santo de la promesa, que nos es dado como garantía de nuestra herencia, con miras a la redención de la posesión adquirida de Dios, para alabanza de Su gloria" (NBLA).
El testimonio del Espíritu Santo con nuestro espíritu también implica la transformación de nuestras vidas. Romanos 8:14 afirma: "Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, los tales son hijos de Dios" (NBLA). Ser "guiados por el Espíritu" es reflejar progresivamente más el carácter de Cristo. El carácter de Cristo se enumera en Gálatas 5:22-23: amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y templanza. Este fruto confirma aún más la presencia del Espíritu Santo en nosotros y da testimonio de nuestra identidad como hijos de Dios.
El Espíritu testifica con nuestro espíritu, confirmando nuestra identidad como hijos de Dios y proporcionando la seguridad de nuestra salvación. Hemos sido adoptados en la familia de Dios y siempre seremos hijos de Dios.
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¿Qué significa que El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu (Romanos 8:16)?