Pregunta
¿Qué significa que el pecado engrenda la muerte (Santiago 1:15)?
Respuesta
El libro de Santiago nos ofrece una visión útil del origen de la tentación y su progresión hacia el pecado. Luego viene la advertencia de que, si no se controla, "el pecado...engendra la muerte" (Santiago 1:15, NBLA).
El pasaje comienza con la enseñanza de Santiago de que Dios no es la fuente de la tentación. Dios no puede ser tentado por el mal, y Él no tienta a nadie a hacer el mal (Santiago 1:13). No es voluntad de Dios que pequemos. A continuación, Santiago explica de dónde procede realmente la tentación: "Sino que cada uno es tentado cuando es llevado y seducido por su propia pasión. Después, cuando la pasión ha concebido, da a luz el pecado; y cuando el pecado es consumado, engendra la muerte" (Santiago 1:14-15).
Así pues, la tentación se produce cuando un deseo en nuestro interior recibe estímulo para actuar. Puede que el deseo en sí no sea pecaminoso, pero puede "engendrar pecado" si lo llevamos a la práctica. (O, en el caso de los pecados del corazón, el deseo en sí, si se le permite persistir, es pecado. Ver Mateo 5:27-28.) La tentación es la primera etapa del proceso que Santiago describe. La tentación que produce el pecado es la segunda etapa.
La tercera etapa es cuando el pecado produce la muerte. Esto sucede cuando el pecado está "completamente desarrollado", lo que indica que la muerte puede no suceder inmediatamente (Santiago 1:15). Pero es seguro que ocurrirá, a menos que algo interrumpa el proceso (ver Romanos 6:16 y Colosenses 2:13).
La "muerte" a la que se refiere Santiago parece ser la separación eterna de Dios en el infierno. Hay un sentido en el que la muerte puede referirse a una separación más inmediata y relacional de Dios (ver Génesis 3:8-10). Y, por supuesto, la muerte también puede referirse al cese de la vida física. Sin embargo, Santiago se refiere al pecado que sigue su curso completo: su fin último es la muerte (ver Apocalipsis 21:8).
El pecado produce la muerte como consecuencia natural. La muerte sigue al pecado tan ciertamente como la noche sigue al día. "Porque la paga del pecado es muerte" (Romanos 6:23a). Dios es vida; la rebelión contra Él conduce naturalmente a la muerte. En nuestro estado natural, cosecharemos las consecuencias de una vida pecaminosa: "la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron" (Romanos 5:12).
El pecado produce la muerte y es lo único que puede producir. En Paraíso Perdido, Libro II, John Milton personifica el pecado como "La hechicera Snakie que se sentó / firmemente junto a la Puerta del Infierno, y guardó la Llave fatal". Su hijo -solo puede tener uno- es la Muerte, "negra... como la Noche, / feroz como diez Furias, terrible como el Infierno". Jesús preguntó: "¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos?". (Mateo 7:16), y ese principio de sembrar y cosechar se encuentra en toda la Escritura. No podemos esperar pecar y recibir bendición. Si permitimos que el pecado crezca, vendrá la muerte.
El pecado trae muerte como parte del juicio de Dios. En "el día de la ira" se revelará el "justo juicio de Dios" (Romanos 2:5). Dios lleva la cuenta, y Su ley inmutable es: "El alma que peque, esa morirá" (Ezequiel 18:4, NBLA).
El propósito de Santiago al detallar cómo el pecado produce la muerte es mostrar que Dios no es el autor de la tentación ni del pecado (Santiago 1:13). Por el contrario, Dios es la fuente de la vida. El contraste se establece en Santiago 1:18: "En el ejercicio de Su voluntad, Él nos hizo nacer por la palabra de verdad, para que fuéramos las primicias de sus criaturas" (NBLA). El pecado produce la muerte, pero Dios produce la vida.
Para alabanza eterna de Su gloria, Dios ha detenido el proceso de tentación → pecado → muerte. Hay perdón disponible en Cristo: "entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás. Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos), y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús, para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús. Porque por gracia sois salvos por medio de la fe" (Efesios 2:3-8a).
"Mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro" (Romanos 6:23b). La tentación todavía puede traer el pecado, pero si es cancelado por la sangre de Cristo, ya no traerá la muerte.
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¿Qué significa que el pecado engrenda la muerte (Santiago 1:15)?