Donar
settings icon
share icon
Pregunta

¿Por qué dijo Jesús en la cruz: "En tus manos encomiendo mi espíritu"?

Respuesta


Al final de la vida de Jesús, mientras colgaba de la cruz, el sol se oscureció y el velo del templo se rasgó por la mitad. Entonces "Jesús, clamando a gran voz, dijo: Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu. Y habiendo dicho esto, expiró" (Lucas 23:46).

Cabe destacar que, cuando Jesús dijo: "En tus manos encomiendo mi espíritu", estaba citando las Escrituras, el Salmo 31:5, para ser exactos. Anteriormente, Jesús también había citado el Salmo 22:1 desde la cruz (Mateo 27:46). En todo lo que Jesús hizo y dijo, cumplió la voluntad de Dios y la palabra de Dios. Incluso en la agonía de la muerte, nuestro Señor era consciente de su misión y señalaba a los que le rodeaban el cumplimiento de la profecía. El Salmo 31 es una oración de David en la angustia, llena de confianza en Dios, y en Lucas 23 el Hijo de David repite la misma oración:

"En Ti, oh Señor, me refugio;

Jamás sea yo avergonzado;

Líbrame en Tu justicia.

Inclina a mí Tu oído, rescátame pronto;

Sé para mí roca fuerte,

Fortaleza para salvarme.

Porque Tú eres mi roca y mi fortaleza,

Y por amor de Tu nombre me conducirás y me guiarás.

Me sacarás de la red que en secreto me han tendido;

Porque Tú eres mi refugio.

En Tu mano encomiendo mi espíritu;

Tú me has redimido, oh Señor, Dios de verdad".

(Salmo 31:1-5).

Pero las palabras de Jesús desde la cruz no eran totalmente didácticas; también expresaban el verdadero sentimiento de su corazón. Como siglos antes, David, en su extremo, había clamado a Dios, así Jesús siente una necesidad aguda y apremiante de ayuda, y se dirige al "Dios fiel", la única fuente verdadera de auxilio. En medio de todos sus problemas, el espíritu de Jesús se eleva en busca de alivio, con una fuerte confianza en Aquel que es el único refugio digno.

Jesús ora: "Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu", porque sólo en las manos del Padre están seguros nuestros espíritus. Hablando de la seguridad de los creyentes, Jesús había enseñado: "Mi Padre que me las dio, es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre" (Juan 10:29). Tenemos la costumbre de guardar nuestros tesoros terrenales más valiosos en una caja fuerte o en la cámara acorazada de un banco, donde sabemos que no les pasará nada. Desde la cruz, Jesús nos muestra que nuestros tesoros más valiosos -nuestros espíritus- debe ponerse a salvo en las manos del Padre.

En el momento en que somos salvos, ponemos nuestros espíritus en manos del Padre; confiamos en Él para nuestra salvación. A partir de ese momento, la vida se vive en un compromiso cotidiano de nuestros espíritus en manos del Padre. Entregamos nuestros espíritus a Él en nuestro servicio a Él, en nuestras decisiones diarias y en todas nuestras alegrías y penas. Y, cuando llega el momento de nuestra muerte, seguimos el ejemplo de Jesús y decimos una vez más: "Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu".

Cuando Esteban, el primer mártir cristiano, estaba siendo apedreado hasta la muerte, oró una forma distinta de la oración de Jesús desde la cruz (Hechos 7:59). A lo largo de los años, muchos otros cristianos han encontrado consuelo en el Salmo 31 y, en el momento de su muerte, repitieron las palabras de Jesús desde la cruz. Entre los que dijeron: "En tus manos encomiendo mi espíritu", cuando abandonaban este mundo, estaban Policarpo, Jan Hus, Martín Lutero y Felipe Melanchthon.

English



Retornar a la página inicial de Español

¿Por qué dijo Jesús en la cruz: "En tus manos encomiendo mi espíritu"?
Suscríbete a la

Pregunta de la Semana

Comparte esta página: Facebook icon Twitter icon Pinterest icon YouTube icon Email icon
© Copyright Got Questions Ministries