Pregunta
¿Dios espera que tengamos una fe ciega?
Respuesta
La expresión "fe ciega" significa cosas diferentes para cada persona y, lamentablemente, mucha gente la utiliza como un término negativo y despectivo para describir a cualquiera que crea en Dios. Una definición de diccionario de fe ciega es "creencia sin verdadera comprensión, percepción o discriminación". Pero, ¿es éste el tipo de fe que Dios desea que tengamos? Es más, ¿es la fe que Dios nos da una fe ciega (Efesios 2:8-9)? ¿Es nuestra fe realmente ciega, sin verdadero entendimiento?
Para responder a esta pregunta, empezaremos por examinar uno de los mayores ejemplos de fe que se encuentran en el Antiguo Testamento. Dios le dijo a Abraham que sería padre de muchas naciones y que su esposa Sara le daría un hijo a pesar de que eran muy ancianos. De hecho, Sara tenía 90 años y Abraham alrededor de 100 cuando finalmente les nació Isaac. Entonces Dios le dijo a Abraham que hiciera lo impensable, que matara a Isaac (Génesis 22:1-19). Al recibir la orden, Abraham no cuestionó a Dios. Siguió "ciegamente" las órdenes de Dios y recorrió una gran distancia hasta una montaña con la intención de matar a su hijo. Al final, Dios le detuvo y le dijo: "ya conozco que temes a Dios, por cuanto no me rehusaste tu hijo, tu único" (Génesis 22:12).
Este relato da la impresión de que Dios estaba recompensando y felicitando a Abraham por su fe ciega, y puesto que Abraham es uno de los modelos que debemos seguir, parecería que la fe ciega es el ideal. Sin embargo, esa no es toda la historia. Si volvemos al libro de Hebreos y leemos lo que dice sobre Abraham, podremos averiguar algo más.
Con frecuencia se hace referencia a Hebreos 11 como el salón de la fama de la fe. En él encontramos a muchas de las personas más destacadas de la Biblia y sus logros a través de la fe. A Abraham se le menciona más de una vez, pero los versículos 18-19 nos dicen que Abraham "razonó" que Dios le había prometido una gran nación a través de Isaac y que incluso si Isaac muriera, Dios podría resucitar a Isaac de entre los muertos, y debido a ese razonamiento -no a una fe ciega- Abraham cumplió la orden. Abraham no actuó ciegamente. Por el contrario, usó su poder de razonamiento, basado en lo que sabía de Dios, para pensarlo bien. Conocía la naturaleza de Dios como un Dios fiel, y recordó la promesa de Dios con respecto a Isaac. Después actuó de acuerdo a eso.
A lo largo de la Escritura encontramos que la razón, la sabiduría y la lógica se presentan como rasgos positivos. Por ejemplo, Proverbios 3:13 dice que somos bienaventurados cuando encontramos conocimiento e inteligencia. Hebreos 5:12-14 reprende a los maestros por no aprender y crecer en entendimiento. Pablo elogia a la iglesia de Berea porque escudriñaban las Escrituras diariamente para ver si lo que Pablo decía era verdad (Hechos 17:11). En muchos pasajes de los Hechos se dice que el apóstol Pablo "razonaba" con los perdidos, tratando de probarles la verdad de sus palabras. Santiago 1:5 incluso nos dice que pidamos a Dios sabiduría, que Él da "a todos abundantemente y sin reproche".
Hay muchos otros aspectos en los que la razón y el entendimiento cobran importancia. En pocas palabras, Dios creó a los seres humanos con la capacidad de pensar y razonar, y Dios espera que utilicemos el don que nos ha dado. Recordemos que, en el fondo, el objetivo de la razón y la lógica es encontrar la verdad, y Jesús hizo la audaz afirmación de que Él es la verdad (Juan 14:6), así que la razón y la lógica deberían llevarnos siempre a Jesús.
Al igual que hizo Abraham, nosotros debemos actuar con fe ante las promesas de Dios, pero lo hacemos desde una posición de confianza basada en todo el conocimiento que tenemos de Dios. Abraham siguió la orden de Dios basado en su fe de que Dios cumpliría Su promesa de levantar una nación a través de Isaac. Abraham había aprendido que Dios cumpliría Sus promesas a través de toda una vida de caminar con Dios, así que esta era una fe fundamentada e informada.
Habrá momentos en nuestro caminar con Dios en los que actuaremos puramente por fe, ya que no tenemos el panorama completo, como en el caso de Abraham. Sin embargo, esta fe no es ciega; se basa en el conocimiento de la naturaleza y el carácter de Dios, Sus promesas en las Escrituras y nuestra experiencia personal caminando con Dios cada día.
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¿Dios espera que tengamos una fe ciega?