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Pregunta

¿Qué significa hacer la obra de evangelista (2 Timoteo 4:5)?

Respuesta


En el ministerio cristiano, el papel de evangelista es importante. Por eso, el apóstol Pablo exhorta a Timoteo a ser "sobrio en todo, soporta las aflicciones, haz obra de evangelista, cumple tu ministerio" (2 Timoteo 4:5). Para comprender lo que significa "haz obra de evangelista", veamos varios pasajes del Nuevo Testamento.

En pocas palabras, el evangelismo es el acto de proclamar el Evangelio. Jesús envió a Sus discípulos como evangelistas cuando les ordenó: "Vayan por todo el mundo y prediquen el evangelio a toda criatura" (Marcos 16:15, NBLA). Así pues, un evangelista es alguien que comparte el mensaje transformador de Jesucristo, es decir, Su vida, muerte y resurrección (1 Corintios 15:1-4). Sin embargo, los evangelistas hacen algo más que transmitir información. También comunican el mensaje de: "arrepentíos, y creed en el evangelio" (Marcos 1:15).

El evangelismo conducirá naturalmente a la enseñanza y al discipulado. En Mateo 28:19-20, conocido como la Gran Comisión, Jesús ordena a Sus discípulos que "[hagan] discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado". Un evangelista, por tanto, ayuda a edificar el cuerpo de Cristo mediante la enseñanza y el discipulado: "Y Él dio a algunos el ser apóstoles, a otros profetas, a otros evangelistas, a otros pastores y maestros, a fin de capacitar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo; hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del pleno conocimiento del Hijo de Dios, a la condición de un hombre maduro, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo" (Efesios 4:11-13, NBLA).

En 2 Corintios 6:4-10, Pablo describe las penurias que padeció, incluidas palizas y encarcelamientos. A pesar de estas penurias, Pablo nunca se rindió: "He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe" (2 Timoteo 4:7). De ahí que el evangelista esté llamado a "soportar las aflicciones" (2 Timoteo 4:5), permitiendo que el Espíritu Santo actúe en él y a través de él: "Bienaventurado el hombre que persevera bajo la prueba, porque una vez que ha sido aprobado, recibirá la corona de la vida que el Señor ha prometido a los que lo aman (Santiago 1:12, NBLA).

El evangelista debe "[ser] sobrio en todo" (2 Timoteo 4:5). La sobriedad de espíritu sugiere integridad personal: "Sé ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, espíritu, fe y pureza" (1 Timoteo 4:12). La razón por la que los evangelistas deben ser un ejemplo para los demás es que la credibilidad del Evangelio se suele juzgar por el carácter de quienes lo proclaman. Por eso, un evangelista tiene que esforzarse por alcanzar la santidad y la rectitud: "Compórtense de una manera digna del evangelio de Cristo" (Filipenses 1:27, NBLA).

El mandato de "cumple tu ministerio" (2 Timoteo 4:5) es tan importante como gratificante. La evangelización abarca una serie de responsabilidades: liderazgo, atención pastoral y participación en la comunidad. En Hechos 6:1-4, por ejemplo, los apóstoles destacan la importancia de equilibrar el ministerio de la Palabra con las necesidades de la comunidad. Un evangelista es alguien que mantiene el equilibrio, con el objetivo de edificar el cuerpo de Cristo y hacer avanzar el reino de Dios.

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