Pregunta
¿Qué significa que Jesús es la imagen del Dios invisible (Colosenses 1:15)?
Respuesta
La afirmación de Pablo de que Jesús es "la imagen del Dios invisible" aparece en Colosenses 1:15. Pablo comienza la carta dirigiéndose a la iglesia (Colosenses 1:1-2), dando gracias por la fe y el amor de los creyentes colosenses (Colosenses 1:3-8), y les informa de su tiempo regular de oración por ellos (Colosenses 1:9-12). Pablo da gracias al Señor en esta oración por los colosenses, porque Dios ha transferido al creyente de la "potestad de las tinieblas" al "reino de su amado Hijo [Jesús]" (versículo 13).
En Colosenses 1:15-20, Pablo ofrece una magnífica explicación de varias características de Jesucristo, entre ellas la de Cristo como imagen del Dios invisible. Este concepto de "imagen" aparece varias veces a lo largo de las Escrituras. Cuando Dios creó a la humanidad, la hizo a Su imagen (Génesis 1:27; cf. Génesis 9:6). La palabra hebrea traducida como "imagen" en Génesis 1:27 y 9:6 también se puede traducir como "estatua, columna inscrita o ídolo". En las culturas antiguas, como la de Grecia, las deidades individuales tenían un templo y una estatua que representaba a ese dios. Dios creó a la humanidad como representante de Él, colocando a la humanidad como particularmente única entre el resto de la creación.
Otro ejemplo de imagen se encuentra en los relatos de los evangelios (Mateo 22:15-22; Marcos 12:13-17; Lucas 20:20-26) donde los líderes religiosos de la época intentan atrapar a Jesús en Sus palabras. Los líderes religiosos preguntan a Jesús si el pueblo de Dios debe pagar tributo al César mediante el pago de impuesto de capitación. El impuesto de capitación era un impuesto imperial romano que iba directamente al César, el líder del Imperio Romano. Si Jesús respondía afirmativamente, podía parecer que era desleal a Dios. Si Jesús afirmaba que no debían pagar el impuesto, entonces estaría en oposición directa a la nación gobernante. Jesús respondió sabiamente pidiendo una moneda romana, la moneda de la época. Cuando los líderes religiosos le dan una, Él pregunta: "¿De quién es esta imagen, y la inscripción?" (Mateo 22:20). La imagen de la moneda era una impresión del César, una representación del propio César. Jesús concluye entonces que el pueblo de Israel debe dar al César lo que es suyo (el impuesto), pero dar a Dios lo que es suyo (ellos mismos). Así como la moneda tenía la imagen de su dueño, la humanidad tiene la imagen de su dueño: Dios.
La humanidad fue creada sin duda a imagen de Dios (Génesis 1:27), pero en la caída del hombre en Génesis 3, el pecado dañó esa imagen. La imagen se conserva ciertamente (Génesis 9:6), pero manchada por la adición del pecado.
En Colosenses 1:15, Pablo afirma que Jesús es la imagen del Dios invisible, mostrando cómo Jesús es representante de Dios mismo. A diferencia del resto de la humanidad, Jesús no tiene una imagen manchada de Dios, sino que es "la imagen misma de su sustancia" (Hebreos 1:3). Los que han visto a Jesús han visto al Padre (Juan 14:9).
Jesús no solo es la imagen o representación perfecta de Dios, sino que también es Dios (Colosenses 1:19; Juan 1:1-2; 14-18). Jesús es a la vez el perfecto portador de la imagen (representante) y Dios mismo (real). El Hijo, siendo "la imagen del Dios invisible", hace visible a Aquel que es invisible por naturaleza. El poder, la sabiduría y la bondad del Hijo nos revelan de forma completa y precisa el carácter y las perfecciones de Dios.
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¿Qué significa que Jesús es la imagen del Dios invisible (Colosenses 1:15)?