Pregunta
¿Qué significa que es mejor casarse que quemarse en 1 Corintios 7:9?
Respuesta
Primera de Corintios 7:8-9 dice: "Digo, pues, a los solteros y a las viudas, que bueno les fuera quedarse como yo; pero si no tienen don de continencia, cásense, pues mejor es casarse que estarse quemando". Pablo está diciendo que, aunque la soltería es su preferencia, no es malo casarse. De hecho, para aquellos con fuertes impulsos sexuales, es mejor casarse antes que ser consumido por un deseo insatisfecho.
La afirmación de Pablo de que es mejor casarse en vez de arder de pasión, apoya la firme postura de la Biblia contra la inmoralidad sexual: si una pareja no casada tiene una pasión ardiente el uno por el otro, necesita casarse, y no ceder al pecado. Muchos tratan de justificar las actividades sexuales antes del matrimonio con excusas como "estamos comprometidos" o "nos gustamos". Sin embargo, la Biblia no hace tales distinciones. En 1 Corintios 7:1-2, Pablo aborda el tema de la diferencia entre los casados y los no casados y afirma que la satisfacción sexual es una razón primordial para el matrimonio: "En cuanto a las cosas de que me escribisteis, bueno le sería al hombre no tocar mujer; pero a causa de las fornicaciones, cada uno tenga su propia mujer, y cada una tenga su propio marido". El matrimonio es el plan de Dios para la realización de los deseos sexuales, y cualquier expresión sexual fuera del matrimonio es pecado (Hebreos 13:4).
Los deseos sexuales florecen durante la pubertad y aumentan a medida que el cuerpo madura. Los deseos sexuales en sí no son malos. Forma parte del desarrollo para convertirse en una mujer o un hombre sano. Lo que hacemos con esos deseos determina si conducen o no al pecado. Santiago 1:13-15 explica la progresión de la tentación al pecado: "Cuando alguno es tentado, no diga que es tentado de parte de Dios; porque Dios no puede ser tentado por el mal, ni él tienta a nadie; sino que cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido. Entonces la concupiscencia, después que ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte".
Con su afirmación de que es mejor casarse que arder en la pasión, Pablo lanza una advertencia para los que están presos en el camino hacia el pecado. Los compromisos largos, las citas de jóvenes adolescentes y las sesiones de "besuqueo" entre parejas de novios son formas en las que la tentación puede empezar a "arder". Primera de Tesalonicenses 4:3-7 también trata de la necesidad de controlar nuestras pasiones: "pues la voluntad de Dios es vuestra santificación; que os apartéis de fornicación; que cada uno de vosotros sepa tener su propia esposa en santidad y honor; no en pasión de concupiscencia, como los gentiles que no conocen a Dios; que ninguno agravie ni engañe en nada a su hermano; porque el Señor es vengador de todo esto, como ya os hemos dicho y testificado. Pues no nos ha llamado Dios a inmundicia, sino a santificación".
Cuando nos negamos a controlar nuestros cuerpos de manera santa y honorable, corremos el peligro de permitir que el impulso sexual natural se convierta en lujuria, o de hacer que otra persona caiga en la lujuria. Esto es especialmente cierto durante el final de la adolescencia y el principio de los 20 años, cuando las hormonas están en pleno apogeo y los cuerpos están en su mejor momento. El deseo sexual está en su punto máximo, y los insensatos o inexpertos frecuentemente se sumergen en el pecado sexual antes de darse cuenta de las consecuencias para toda la vida. El diseño de Dios es que aquellos que "arden" de deseo sexual busquen en oración una pareja matrimonial y mantengan sus deseos bajo control hasta la noche de bodas. Aquellos que pueden mantener la pureza moral no deben sentirse presionados a casarse. La soltería es un estilo de vida perfectamente aceptable. No obstante, si uno empieza a "arder" de pasión, es el momento de buscar la guía de Dios para encontrar un cónyuge.
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