Pregunta
¿Qué significa que "a quien se haya dado mucho, mucho se le demandará" (Lucas 12:48)?
Respuesta
"A todo aquel a quien se haya dado mucho, mucho se le demandará; y al que mucho se le haya confiado, más se le pedirá" (Lucas 12:48). Esta afirmación de Jesús se ha convertido en una especie de modismo en la cultura occidental y se encuentra, parafraseada, en las sabias palabras del tío Ben a Peter Parker en Spider-man: "Un gran poder conlleva una gran responsabilidad".
La idea de "a quien mucho se le da, mucho se le exige" es que somos responsables de lo que tenemos. Si somos bendecidos con talentos, riquezas, conocimientos, tiempo y demás, se espera que los utilicemos bien para glorificar a Dios y beneficiar a los demás.
En el contexto, Jesús acababa de contar una parábola sobre estar preparados para Su regreso. Su discípulo Pedro preguntó si la parábola era sólo para ellos o para todos. Jesús respondió con otra parábola en la que define al "mayordomo fiel y prudente" como aquel que reparte la comida y otras prestaciones "a su debido tiempo". Cuando el amo regresa y comprueba que el siervo fiel administra bien sus recursos, "le pondrá sobre todos sus bienes" (Lucas 12:42-44). Se nos han confiado ciertas cosas, y la fidelidad exige que las administremos con sabiduría y desinterés.
Jesús continuó la parábola con un contraste: "Mas si aquel siervo dijere en su corazón: Mi señor tarda en venir; y comenzare a golpear a los criados y a las criadas, y a comer y beber y embriagarse, vendrá el señor de aquel siervo en día que este no espera, y a la hora que no sabe, y le castigará duramente, y le pondrá con los infieles. Aquel siervo que conociendo la voluntad de su señor, no se preparó, ni hizo conforme a su voluntad, recibirá muchos azotes" (Lucas 12:44-47). El siervo infiel administra mal los recursos del amo para saciar su propia codicia, y Jesús advierte que el juicio está asegurado para ese siervo. A continuación, el Señor resume el sentido de la parábola con estas palabras: "A todo el que se le haya dado mucho, mucho se demandará de él; y al que mucho le han confiado, más le exigirán" (versículo 48, NBLA). Una parábola relacionada que también trata de la mayordomía es la Parábola de los Talentos (o Parábola de las Bolsas de Oro) en Mateo 25:14-30.
Es fácil suponer que sólo a las personas ricas se les ha "dado mucho", pero, en realidad, a todos se nos ha dado mucho (1 Corintios 4:7). Se nos ha concedido la abundante gracia de Dios (Efesios 1:3-10; 3:16-21; Romanos 5:8-11; 8:14-17), la Palabra de Dios y los dones del Espíritu Santo (Juan 14:16-21; 16:13; Romanos 12:6). "Cada uno según el don que ha recibido, minístrelo a los otros, como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios" (1 Pedro 4:10).
Tampoco debemos suponer que cuanto menos sepamos de Dios y de Sus dones, menos tendremos que hacer. Como pone de manifiesto la parábola de Jesús, somos responsables de conocer la voluntad de nuestro amo. Dios nos ha mostrado claramente lo que exige (Miqueas 6:8).
Dios nos da recursos como las finanzas y el tiempo, talentos como las habilidades culinarias o la capacidad musical, y dones espirituales como el ánimo o la enseñanza. Debemos pedir a Dios sabiduría sobre cómo utilizar esos recursos y comprometernos a emplearlos según Su voluntad para que Él sea glorificado. En cuanto a los dones espirituales, Pablo dijo: "De manera que, teniendo diferentes dones, según la gracia que nos es dada, si el de profecía, úsese conforme a la medida de la fe; o si de servicio, en servir; o el que enseña, en la enseñanza; el que exhorta, en la exhortación; el que reparte, con liberalidad; el que preside, con solicitud; el que hace misericordia, con alegría" (Romanos 12:6-8). Esto no es más que una administración responsable.
Hemos recibido mucho, y Dios desea que utilicemos lo que nos ha dado para promover Su Reino y proclamar Su gloria. Para eso fuimos creados. "Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame. Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará. . . . Porque el Hijo del hombre . . . pagará a cada uno conforme a sus obras" (Mateo 16:24-25, 27). Somos sacrificios vivos (Romanos 12:1), dando las cosas que Dios nos ha dado en servicio a los demás, y en ello encontramos realmente la vida. Dios, dador de toda buena dádiva (Santiago 1:17), nos da todo lo que necesitamos para cumplir Su voluntad. De "gracia recibisteis, dad de gracia" (Mateo 10:8).
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¿Qué significa que "a quien se haya dado mucho, mucho se le demandará" (Lucas 12:48)?