Donar
settings icon
share icon
Pregunta

¿Por qué no debemos impacientarnos por los malhechores (Proverbios 24:19, NBLA)?

Respuesta


Proverbios 22:17-24:22 contiene treinta "dichos a los sabios", que son las palabras de sabiduría de Salomón para quienes ponen su fe y su esperanza en Dios. El penúltimo proverbio dice: "No te impacientes a causa de los malhechores ni tengas envidia de los impíos; porque no habrá futuro para el malo. La lámpara de los impíos será apagada" (Proverbios 24:19-20, NBLA).

Lo que quiere decir este proverbio es que las personas sabias no deben preocuparse, desesperarse ni inquietarse cuando los malhechores experimentan el éxito, porque esas personas no tienen esperanza de un futuro victorioso. No hay que envidiar a los malvados porque su éxito es sólo temporal. Cualquier satisfacción de la que disfruten está aquí hoy y se habrá ido mañana. Al final, están destinados a la destrucción (Salmo 34:16; 37:38). En un dicho paralelo de los sabios, Salomón aconseja: "No envidies a los pecadores; en cambio, teme siempre al Señor. Si lo haces, serás recompensado; tu esperanza no se frustrará" (Proverbios 23:17-18, NTV). La recompensa de los pecadores es efímera, pero los que ponen su esperanza en el Señor tienen una expectativa segura y confiada de la fidelidad y la presencia eternas de Dios (Salmo 71:5).

Esta misma idea se desarrolla en el Salmo 73. Asaf confiesa que estuvo a punto de perder la esperanza en la bondad de Dios cuando envidiaba y se inquietaba por el éxito de los malhechores: "Pero en cuanto a mí, casi perdí el equilibrio; mis pies resbalaron y estuve a punto de caer, porque envidiaba a los orgullosos cuando los veía prosperar a pesar de su maldad. Pareciera que viven sin problemas; tienen el cuerpo tan sano y fuerte. No tienen dificultades como otras personas; no están llenos de problemas como los demás" (Salmo 73:2-5, NTV). Asaf recobra el juicio cuando recuerda el destino de los malhechores: "Entonces entré en tu santuario, oh Dios, y por fin entendí el destino de los perversos. En verdad, los pones en un camino resbaladizo y haces que se deslicen por el precipicio hacia su ruina. Al instante, quedan destruidos, totalmente consumidos por los terrores" ( Salmo 73:17-19, NTV; ver también Salmo 73:27).

El verbo en español "impacientar" en Proverbios 24:19 es probablemente un poco suave para el significado del término hebreo original. "No te consumas" o "no te enfurezcas" sería una traducción más adecuada. No es raro que los cristianos se enfurezcan cuando ven prosperar a los impíos. Sin embargo, si permitimos que nuestra atención se desvíe de la bondad y la fidelidad de Dios para centrarse en el éxito y la prosperidad de los impíos, como Asaf, también podemos perder el norte.

Nada bueno sale cuando dejamos que la envidia supure en nuestro corazón. Se convierte en un "cáncer en los huesos" (Proverbios 14:30). Santiago advierte: "Pero si tenéis celos amargos y contención en vuestro corazón, no os jactéis, ni mintáis contra la verdad; porque esta sabiduría no es la que desciende de lo alto, sino terrenal, animal, diabólica. Porque donde hay celos y contención, allí hay perturbación y toda obra perversa" (Santiago 3:14-16). Cuando tenemos envidia de los malvados, nos volvemos como ellos. Pero cuando nos desprendemos de nuestra indignación celosa, nuestra perspectiva vuelve a la perspectiva eterna, donde nuestros ojos confiados de fe están firmemente fijos en Dios.

La lección de Proverbios 24:19 resuena en las palabras del rey David: "No te irrites a causa de los malhechores; no tengas envidia de los que practican la iniquidad. Porque como la hierba pronto se secarán y se marchitarán como la hierba verde. Confía en el Señor, y haz el bien; habita en la tierra, y cultiva la fidelidad. Pon tu delicia en el Señor, y Él te dará las peticiones de tu corazón" (Salmo 37:1-4, NBLA).

En las Escrituras, una lámpara, o la luz de una vela, suele ser símbolo de prosperidad y éxito. Cuando tengamos la tentación de inquietarnos por culpa de los malvados -cuando un impío consiga el ascenso que merecemos-, recuerda: "La luz de los justos se alegrará; mas se apagará la lámpara de los impíos" (Proverbios 13:9). David afirma: "Tú enciendes mi lámpara, oh Señor; mi Dios que alumbra mis tinieblas" (Salmo 18:28, NBLA).

El creyente tiene un futuro y una esperanza (Jeremías 29:11); los malvados, no. Por esta razón, no debemos alterarnos ni preocuparnos por los malhechores. Si lo hacemos, revelamos nuestra miopía espiritual y nuestra falta de confianza en la integridad y la fidelidad de Dios. Olvidamos que: "Los ojos del Señor están sobre los que hacen lo bueno, y sus oídos están abiertos a sus oraciones. Pero el Señor aparta su rostro de los que hacen lo malo" (1 Pedro 3:12, NTV). Si fijamos nuestros pensamientos en Dios y no en la efímera fortuna de los malvados, si confiamos en el Señor y esperamos en Su amor inquebrantable, Dios guardará nuestros corazones en completa paz (Isaías 26:3; ver también Salmo 33:18).

English



Retornar a la página inicial de Español

¿Por qué no debemos impacientarnos por los malhechores (Proverbios 24:19, NBLA)?
Suscríbete a la

Pregunta de la Semana

Comparte esta página: Facebook icon Twitter icon Pinterest icon YouTube icon Email icon
© Copyright Got Questions Ministries