Pregunta
¿Por qué incluso las oraciones de los impíos son abominables a Dios (Proverbios 15:8, 29)?
Respuesta
Salomón presenta un contraste importante y quizá chocante en Proverbios 15:8 (NBLA):
El sacrificio de los impíos es abominación al Señor,
Pero la oración de los rectos es Su deleite.
En este proverbio, Salomón parece decir que incluso los sacrificios y las oraciones de los impíos son una abominación para Dios. Los sacrificios son formas de oración, y las oraciones de los impíos no son aceptables para Dios. En cambio, las oraciones de los rectos son agradables a Dios. Proverbios 15:29 (NBLA) refuerza el contraste:
El Señor está lejos de los impíos,
Pero escucha la oración de los justos.
Se nos recuerda lo que dice Santiago cuando insta a sus lectores a que se acerquen a Dios y Dios se acercará a ellos (Santiago 4:8). Santiago agrega una especificación a esas instrucciones cuando, en el mismo versículo, exhorta a los lectores a tratar adecuadamente el pecado: "Pecadores, limpiad las manos; y vosotros los de doble ánimo, purificad vuestros corazones". No podían esperar tener una estrecha comunión con Dios si andaban continuamente en pecado.
Dios identificó a Israel como el pueblo que había elegido. Debían traer sus sacrificios, pero, como dice Proverbios 15:8, los rituales religiosos no tienen ningún valor para una persona malvada. Cuando los israelitas estaban sumidos en el pecado, les dijo que ya no trajeran sus ofrendas sin valor: sus fiestas se habían convertido en una carga para Él. Él escondería Sus ojos de ellos, y aunque multiplicaran sus oraciones a Él, no les prestaría atención (Isaías 1:13-15). El pueblo de Dios necesitaba ser obediente al pacto que había acordado con Moisés. Andarse con rodeos no les ayudaría, porque: "El sacrificio de los impíos es abominación al Señor" (Proverbios 15: 8, NBLA).
Los creyentes del Nuevo Testamento tienen una advertencia similar. Pedro dice a los esposos, por ejemplo, que, si no viven con sus esposas de forma considerada y comprensiva, sus oraciones pueden verse obstaculizadas (1 Pedro 3:7). En resumidas cuentas, la Biblia no nos dice que Dios responda siempre a nuestras oraciones. En algunos casos, nuestras oraciones se pueden ver estorbadas por nuestro propio pecado, hasta el punto de que las oraciones de los malvados son una abominación para Dios.
Por otra parte, Santiago explica que la oración de una persona justa puede ser muy eficaz (Santiago 5:16). Entonces, ¿qué hace que una persona sea justa? En Santiago 2:23, Santiago cita Génesis 15:6, recordando a los lectores que Abraham fue declarado justo por Dios cuando creyó en Yavé (el Jesucristo preencarnado, ver Juan 8:56-59). En toda su epístola, Santiago desafía a los creyentes a poner su fe en acción. Santiago demuestra que se puede ser justo en la posición sin serlo en la práctica. Los demás apóstoles están de acuerdo. Pablo reprende a los creyentes de Corinto por andar como infantes o personas carnales (1 Corintios 3:1). El marido que ve estorbadas sus oraciones en 1 Pedro 3:7 es creyente y justo en su posición ante Dios, pero no es justo en cómo camina con su mujer. En cada uno de estos casos, los escritores exhortan a los lectores a que, para tener una comunión íntima con Dios, para que sus oraciones sean eficaces, necesitan caminar con Él, no solo estar en Él.
Salomón compara ser recto con perseguir la justicia (Proverbios 15:8-9). Las oraciones de los justos son un deleite para Dios (Proverbios 15:29). Por el contrario, los rituales de adoración de los malvados son una abominación para Dios. Como dijo el profeta Samuel, obedecer es mejor que sacrificar (1 Samuel 15:22). Dios nos ha dicho cómo podemos ser justos tanto en nuestra posición (por la fe) como en nuestra práctica (caminando en el Espíritu). Consulta Juan 3 y Gálatas 5.
No podemos jugar con Dios. Él ve el corazón, e incluso "El sacrificio de los impíos es abominación al Señor" (Proverbios 15:8, NBLA). La búsqueda del pecado afectará a nuestras oraciones y a cómo las recibe Dios.
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¿Por qué incluso las oraciones de los impíos son abominables a Dios (Proverbios 15:8, 29)?