Pregunta
¿Cuál es la diferencia entre ordenanzas y sacramentos?
Respuesta
El catolicismo romano, la ortodoxia oriental y algunas denominaciones protestantes utilizan el término sacramento para referirse a un rito mediante el cual se transmite la gracia de Dios a una persona. Muchas iglesias evangélicas prefieren la palabra ordenanza, la cual puede definirse como una "ceremonia establecida por Dios".
Con frecuencia se cree que un sacramento es un medio de la gracia de Dios: cuando un creyente celebra cierto rito religioso, recibe la bendición divina, ya sea para la salvación o para la santificación. Una ordenanza generalmente no se considera un canal de gracia, sino simplemente una práctica que el Señor manda que se realice. En otras palabras, un sacramento, hasta cierto punto, implica una obra sobrenatural de Dios. Una ordenanza es simplemente un acto del hombre en obediencia a Dios.
Algo que complica un poco el tema es el hecho de que algunas iglesias sí ven las ordenanzas como medios de gracia; otras iglesias consideran los sacramentos como símbolos de la realidad espiritual y no la realidad misma. En esos casos, las palabras ordenanza y sacramento son prácticamente sinónimas.
La Iglesia Católica Romana enseña que hay siete sacramentos: el bautismo, la confirmación, la santa comunión, la confesión, el matrimonio, la orden sagrada y la unción de los enfermos. De acuerdo con la Iglesia Católica, estos sacramentos "son señales eficaces de la gracia, instituidas por Cristo y entregadas a la Iglesia, por las que se nos imparte la vida divina". Los ritos visibles con los que se celebran los sacramentos significan y hacen presentes las gracias propias de cada sacramento" (Catecismo de la Iglesia Católica, 2 edición, p. 293). Además, "La Iglesia afirma que para los creyentes los sacramentos del Nuevo Pacto son necesarios para la salvación" (Ibid., p. 292). Esta enseñanza revela un sistema de salvación basado en las obras y un enfoque sacerdotal del culto.
Por el contrario, la Biblia nos dice que la gracia no se recibe a través de símbolos externos, y que no es "necesario ningún rito para la salvación". La gracia es la bendición de Dios, que se da gratuitamente al que no la merece. "Pero cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador, y su amor para con los hombres, nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo, el cual derramó en nosotros abundantemente por Jesucristo nuestro Salvador, para que justificados por su gracia, viniésemos a ser herederos conforme a la esperanza de la vida eterna" (Tito 3:4-7).
Los protestantes y evangélicos rechazan la idea de que los sacramentos puedan ofrecer la salvación. La mayoría los considera más bien señales y testimonios (y a veces sellos) de la gracia que se ha recibido. Para no transmitir la idea de que sus actividades religiosas son canales de gracia, la mayoría de los evangélicos prefieren llamarlas "ordenanzas". Consideran las ordenanzas como representaciones simbólicas del mensaje evangélico. En vez de ser requisitos para la salvación, las ordenanzas son ayudas visuales que nos ayudan a entender y apreciar mejor lo que Jesucristo realizó por nosotros en Su obra redentora, y son testimonios de que realmente creemos en Cristo. Las ordenanzas están determinadas por tres factores: Cristo las instituyó, los apóstoles las enseñaron y la iglesia primitiva las practicó. El bautismo y la comunión (o la cena del Señor) son los dos ritos que la mayoría de los evangélicos consideran ordenanzas, y ninguno de ellos es un requisito para la salvación. El apoyo bíblico para el bautismo se encuentra en Mateo 28:18-20, y el apoyo para la comunión en Lucas 22:19.
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