Pregunta
¿Cuál es el significado de la Parábola de las Diez Minas?
Respuesta
Cristo utiliza la Parábola de las Diez Minas en Lucas 19:11-27 para enseñar acerca del venidero reino de Dios en la tierra. Este relato se refiere al último viaje de Jesús a Jerusalén. Muchas personas en la multitud a lo largo del camino creían que Él iba a Jerusalén con el fin de establecer inmediatamente Su reino terrenal. (Por supuesto, Él iba a Jerusalén para morir, como había declarado en Lucas 18:33). Jesús utilizó esta parábola para disipar cualquier rumor esperanzador de que el tiempo del reino había llegado.
En la parábola, un hombre noble parte a un país extranjero para recibir un reino. Antes de su partida, dio diez minas a diez de sus siervos (Lucas 19:12-13). Una mina era una buena suma de dinero (alrededor de tres meses de salario), y el futuro rey dijo: "Negociad entre tanto que vengo" (versículo 13).
No obstante, los súbditos del hombre "le odiaban" y enviaron noticias a él rechazando su reinado (Lucas 19:14). Cuando el hombre fue coronado rey, regresó a su patria y comenzó a poner las cosas en orden. Primero, llamó a los diez siervos a quienes había prestado las minas. Cada uno rindió cuentas de cómo habían usado el dinero. El primer siervo mostró que su mina había ganado diez más. El rey estaba complacido, diciendo: "Está bien, buen siervo; por cuanto en lo poco has sido fiel, tendrás autoridad sobre diez ciudades" (versículo 17). La inversión del siguiente siervo había rendido cinco minas adicionales, y ese siervo fue recompensado con el manejo de cinco ciudades (versículos 18-19).
Luego vino un siervo que informó que no había hecho nada con su mina, excepto ocultarla en un pañuelo (Lucas 19:20). Su razón: "porque tuve miedo de ti, por cuanto eres hombre severo, que tomas lo que no pusiste, y siegas lo que no sembraste" (versículo 21). El rey respondió a la descripción del siervo de él como "severo" mostrando dureza, llamándole "mal siervo" y ordenando que su mina fuese dada al que había ganado diez (versículos 22 y 24). Algunos espectadores dijeron: "Señor ... ¡ya tiene diez!" y el rey respondió: "Pues yo os digo que a todo el que tiene, se le dará; mas al que no tiene, aun lo que tiene se le quitará" (versículos 25–26).
Finalmente, el rey ordenó que sus enemigos, aquellos que se habían rebelado contra su autoridad, fuesen traídos ante él. Allí mismo, en presencia del rey, fueron ejecutados (Lucas 19:27).
En esta parábola, Jesús enseña varias cosas sobre el Reino Milenial y el tiempo previo a él. Como indica Lucas 19:11, el punto más básico de Jesús es que el reino no iba a aparecer inmediatamente. Habría un periodo de tiempo, durante el cual el rey estaría ausente, antes de que se estableciera el reino.
El hombre noble en la parábola es Jesús, quien dejó este mundo, pero que regresará como Rey algún día. Los siervos a los que el rey encomienda una tarea representan a los seguidores de Jesús. El Señor nos ha dado una valiosa comisión, y debemos ser fieles para servirle hasta que Él regrese. A Su regreso, Jesús determinará la fidelidad de Su propio pueblo (ver Romanos 14:10-12). Hay trabajo que hacer (Juan 9:4), y debemos usar lo que Dios nos ha dado para Su gloria. Hay recompensas prometidas para aquellos que son fieles en su cargo.
Los enemigos que rechazaron al rey en la parábola representan a la nación judía que rechazó a Cristo mientras Él caminaba en la tierra, y todo aquel que aún lo niegue hoy. Cuando Jesús regrese para instaurar Su reino, una de las primeras cosas que hará será derrotar completamente a Sus enemigos (Apocalipsis 19:11-15). No vale la pena luchar contra el Rey de reyes.
La Parábola de las Diez Minas es similar a la Parábola de los Talentos en Mateo 25:14-30. Algunas personas suponen que son la misma parábola, pero hay suficientes diferencias para justificar una distinción: la parábola de las minas se dijo en el camino entre Jericó y Jerusalén; la parábola de los talentos fue contada más tarde en el Monte de los Olivos. La audiencia para la parábola de las minas era una multitud grande; la audiencia de la parábola de los talentos eran los discípulos por sí mismos. La parábola de las minas trata sobre dos clases de personas: siervos y enemigos; la parábola de los talentos se ocupa solo de siervos comprometidos. En la parábola de las minas, cada siervo recibe la misma cantidad; en la parábola de los talentos, cada siervo recibe una cantidad distinta (y los talentos valen mucho más que las minas). Además, el rendimiento es distinto: en la parábola de las minas, los siervos informan ganancias diez y cinco veces mayores; en la parábola de los talentos, todos los buenos siervos duplican su inversión. En la primera, los siervos recibieron regalos idénticos; en la última, los buenos siervos mostraron una fidelidad idéntica.
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