Pregunta
¿Qué es la plenitud de Dios (Efesios 3:19)?
Respuesta
La plenitud de Dios es la totalidad de todo lo que Dios es: Sus atributos, Su carácter, Su perfección, Su santidad, Su poder, Su amor, etcétera. La plenitud de Dios es Su naturaleza completa; es lo que Él es. La Biblia menciona la "plenitud" (griego pleroma) de Dios en varios sentidos diferentes, y es importante tener en cuenta el contexto al interpretar estos pasajes. Analicemos brevemente tres de las referencias más directas a la plenitud de Dios, que se encuentran en Colosenses y Efesios:
En Colosenses 1:19, Pablo escribe que "Porque agradó al Padre que en [Cristo] habitara toda la plenitud" (NBLA). En Colosenses 2:9, vemos que "en [Cristo] habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad". Ambos pasajes afirman poderosamente el hecho de que Jesús es Dios. La plenitud, o totalidad, de Dios se encuentra en Cristo. Todo lo que puede decirse de Dios puede decirse de Jesucristo (ver Juan 14:7-11). Pablo continúa con otro hecho increíble: que, en Cristo, nosotros mismos estamos "completos" (Colosenses 2:10). Los cristianos encuentran su plenitud en Cristo y en nadie más. Jesús, que es la plenitud de Dios en forma corporal, nos hace completos por Su gracia.
Pablo transmite la misma idea en Efesios 3:19. Al final de una larga oración, Pablo formula una serie de peticiones, que culminan con una súplica para que sus lectores "sean llenos hasta la medida de toda la plenitud de Dios" (NBLA). Evidentemente, ninguna de las criaturas de Dios puede alcanzar la plenitud de Dios en el sentido de llegar a ser igual a Dios. Más bien, estar llenos hasta la plenitud de Dios describe el cumplimiento de la promesa de Jesús: "El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él" (Juan 14:23).
Dios habita en los creyentes, y estos llegan a ser "participantes de la naturaleza divina" (2 Pedro 1:4). Las riquezas de Dios están a nuestra disposición. Dios, por Su gracia, nos llena de Su Espíritu Santo, permitiéndonos vivir más como Cristo, en quien habita la plenitud (Efesios 5:18-20).
Jesús dijo que "el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna" (Juan 4:14). Una fuente inagotable de vida y satisfacción y abundancia espiritual: esta fuente de agua viva es la plenitud de Dios dentro del creyente.
Francis Foulkes, teólogo y comentarista, expresa bien la esencia de Efesios 3:19: "Así pues, [Pablo] ruega en última instancia que no reciban ningún atributo de Dios, ni ningún don suyo, ni amor, ni conocimiento, ni fuerza, solos o combinados, sino nada menos que lo más elevado por lo que puede orar, la plena inhabitación de Dios. . . . Por supuesto, el Dios eterno nunca puede limitarse a la capacidad de ninguna de sus criaturas pecadoras, o de todas ellas; pero, al mismo tiempo, Pablo no quiere pedir nada menos que el pueblo de Dios se llene (eis) hasta el máximo de lo que Él quiere introducir en sus vidas" (Carta de Pablo a los Efesios: An Introduction and Commentary, Wm. B. Eerdmans Pub., 1989, p. 114). El objetivo de todo cristiano es llenarse completamente de Dios, de modo que Su carácter, Sus atributos y Su amor definan nuestra existencia.
En conclusión, la plenitud de Dios se refiere a la totalidad de lo que Dios es. En cierto sentido, la plenitud absoluta de Dios es incognoscible para las criaturas finitas. Sin embargo, en Su gracia, Dios elige comunicarse con Sus criaturas, ofreciéndoles una nueva vida en Cristo, habitándolas por el Espíritu Santo y, en última instancia, llenándolas de Su plenitud. Una poderosa imagen de Las cartas de Screwtape , de C. S. Lewis, lo ilustra bien. En este libro de ficción, un demonio anciano escribe a su joven sobrino, intentando explicarle el gran plan de Dios para la humanidad: "Hay que enfrentarse al hecho de que todo el discurso sobre Su amor [de Dios] por los hombres, y sobre que Su servicio es la libertad perfecta, no es (como a uno le gustaría creer) mera propaganda, sino una verdad espantosa. Realmente quiere llenar el universo de un montón de repugnantes pequeñas réplicas de Sí mismo: criaturas cuya vida, en su escala en miniatura, será cualitativamente como la Suya, no porque Él las haya absorbido, sino porque sus voluntades se ajustan libremente a la Suya" (HarperCollins Pub., 1996, p. 38).
Si eres cristiano, puedes pedir a Dios que te llene de Su plenitud y tener fe en que "el que comenzó en ustedes la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Cristo Jesús" (Filipenses 1:6, NBLA). Si no eres cristiano, Jesús te invita hoy a una nueva relación con Dios. ¿Por qué esperar?
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¿Qué es la plenitud de Dios (Efesios 3:19)?
