Pregunta
¿Qué significa predicar el Evangelio de la paz en Romanos 10:15?
Respuesta
El apóstol Pablo comienza Romanos 10 expresando un sincero deseo de que sus compatriotas judíos, el pueblo de Israel, se salven (ver versículo 1). En los versículos 14-21, Pablo formula una serie de preguntas mediante las cuales da a entender que el pueblo judío tuvo la oportunidad de escuchar el mensaje del Evangelio, pero lo rechazó. Para resaltar la importancia de enviar gente a predicar el Evangelio para que otros puedan oír y creer la buena nueva, Pablo cita a los profetas del Antiguo Testamento: "¿Y cómo predicarán si no fueren enviados? Como está escrito:
¡Cuán hermosos son los pies de los que anuncian la paz, de los que anuncian buenas nuevas!" (Romanos 10:15).
La predicación del Evangelio de la paz a Israel se cita en Isaías 52:7:
"¡Cuán hermosos son sobre los montes
los pies del que trae alegres nuevas,
del que anuncia la paz,
del que trae nuevas del bien,
del que publica salvación,
del que dice a Sion:
Tu Dios reina!"
En Isaías, Dios trae buenas nuevas al pueblo de Israel sobre su liberación del cautiverio en Asiria (ver Isaías 52:4, 7-12) y su futura liberación del pecado mediante el Mesías venidero.
Un evangelio de paz similar se menciona en Nahum 1:15 como referencia a la destrucción del Imperio asirio:
"He aquí sobre los montes
los pies del que trae buenas nuevas,
del que anuncia la paz.
Celebra, oh Judá, tus fiestas,
cumple tus votos;
porque nunca más volverá a pasar por ti el malvado;
pereció del todo"
Todos estos mensajes son "buenas nuevas" de liberación para el pueblo de Israel. En su contexto más antiguo, las buenas nuevas o el evangelio se referían a las noticias de victorias militares. Pero en tiempos del Nuevo Testamento, estas palabras se habían asociado con el mensaje de la redención de Dios, la liberación de la cautividad del pecado y la salvación de la humanidad pecadora mediante la vida, muerte y resurrección de Jesucristo, el Hijo de Dios.
La buena nueva es un evangelio de paz porque trae la paz entre Dios y los que ponen su fe en Jesucristo: "Por lo tanto, ya que fuimos hechos justos a los ojos de Dios por medio de la fe, tenemos paz con Dios gracias a lo que Jesucristo nuestro Señor hizo por nosotros. Debido a nuestra fe, Cristo nos hizo entrar en este lugar de privilegio inmerecido en el cual ahora permanecemos" (Romanos 5:1-2, NTV). Mediante una relación restaurada con Dios en Jesucristo, recibimos Su don de la paz (Juan 14:27; Romanos 8:1-4, 31-35; 2 Tesalonicenses 3:16).
El "Dios de la paz" es nuestro Gran Pastor (Hebreos 13:20) y fuente de paz para todos los que confían en Él (Romanos 15:13; ver también Romanos 14:17). Nos dice que no estemos ansiosos ni tengamos miedo (Mateo 6:25-34), porque Su cuidadosa provisión y Su amorosa presencia están siempre con nosotros (Romanos 8:31-35; Filipenses 4:9). No tenemos que preocuparnos por nada, sino "en cambio, oren por todo. Díganle a Dios lo que necesitan y denle gracias por todo lo que él ha hecho. Así experimentarán la paz de Dios, que supera todo lo que podemos entender. La paz de Dios cuidará su corazón y su mente mientras vivan en Cristo Jesús" (Filipenses 4:6-7, NTV).
La buena nueva es un evangelio de paz porque rompe todas las divisiones de raza, sexo y nacionalidad al formar un cuerpo unido en Cristo, la Iglesia: "Pues Cristo mismo nos ha traído la paz. Él unió a judíos y a gentiles en un solo pueblo cuando, por medio de su cuerpo en la cruz, derribó el muro de hostilidad que nos separaba ... al crear de los dos grupos un nuevo pueblo en él ... Cristo les trajo la Buena Noticia de paz tanto a ustedes, los gentiles, que estaban lejos de él, como a los judíos, que estaban cerca. Ahora todos podemos tener acceso al Padre por medio del mismo Espíritu Santo gracias a lo que Cristo hizo por nosotros" (Efesios 2:14-18, NTV).
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