Pregunta
¿Cuál debería ser la reacción de un cristiano ante todas las predicciones del día del juicio final?
Respuesta
En la década de 1950 el mundo tenía miedo de estar al borde de un apocalipsis nuclear. A principios de siglo, hubo una especulación mundial sobre el efecto 2000 y el posible fin del mundo civilizado como consecuencia de ello. Un revuelo de la cultura pop surgió a finales del calendario Maya en 2012. Luego hubo discusiones en los círculos cristianos sobre la aparición de lunas de sangre, supuestamente también como una señal de eventos catastróficos. ¿Cuál es entonces la respuesta de los cristianos a las predicciones del día del juicio final y a las noticias relacionadas?
Desde una perspectiva cristiana, nuestra primera reacción debería ser respirar profundamente y relajarse. En algún momento, este mundo se va a acabar (2 Pedro 3:10). Cristo regresará (Apocalipsis 19:11-13) en el momento en que Él esté preparado para hacerlo (1 Corintios 15:51-52). Y aún así, ahora mismo, cada persona en la tierra está a una fracción de segundo de un día del juicio final personal (Salmo 39:5). Los ataques al corazón, la guerra, los accidentes y demás, pueden ponernos cara a cara con nuestro Creador más rápidamente que una catástrofe global (Santiago 4:13-15). Ya sea que el fin de los tiempos esté a la vuelta de la esquina o muy lejos, estamos llamados a estar preparados (2 Corintios 6:2), y no a entrar en pánico.
La gran mayoría de las predicciones del día del juicio final son puras especulaciones, mitos o histeria sin fundamento. Ni siquiera los Mayas pensaban que su ciclo de calendario predijera el fin del mundo. Los expertos en computación no fueron los que impulsaron el pánico del año 2000. Y prácticamente ningún teólogo cristiano piensa que el fenómeno de la luna de sangre es un indicador importante de cualquier evento en particular. Al igual que con otras modas y locuras, las discusiones son impulsadas por un pobre razonamiento y por hechos aun peores.
Un cristiano nacido de nuevo puede estar seguro de su salvación y confiar en que Dios también se encargará de todo lo demás (Mateo 6:25-34). Se nos dice que es posible leer las señales de los tiempos (Mateo 16:3) pero también que es imposible para cualquier persona saber con seguridad cuándo ocurrirá realmente el fin de los tiempos (Mateo 24:36). En lugar de centrarnos en fechas, disputas y rumores, deberíamos concentrarnos en llevar el evangelio a la mayor cantidad de personas posible. El barco se está hundiendo, pero antes de preocuparnos por cómo y cuándo llegará el fin, ¡debemos meter a más personas en botes y chalecos salvavidas!
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¿Cuál debería ser la reacción de un cristiano ante todas las predicciones del día del juicio final?