Pregunta
¿Qué significa que somos presionados pero no aplastados (2 Corintios 4:8)?
Respuesta
El apóstol Pablo compara el ministerio del Evangelio con un "tesoro en vasijas de barro". En la metáfora de Pablo, Dios almacena el inestimable ministerio del Evangelio en frágiles vasijas humanas comunes y corrientes. A continuación, Pablo enumera algunas de las dificultades reales con las que se encuentran él y otros ministros: "estamos atribulados en todo, mas no angustiados; en apuros, mas no desesperados; perseguidos, mas no desamparados; derribados, pero no destruidos" (2 Corintios 4:8-9).
Las vasijas de barro son recipientes comunes, de loza, pero el ministerio del Evangelio es el tesoro más valioso de la tierra. La Nueva Traducción Viviente hace evidente el significado de Pablo: "Ahora tenemos esta luz que brilla en nuestro corazón, pero nosotros mismos somos como frágiles vasijas de barro que contienen este gran tesoro. Esto deja bien claro que nuestro gran poder proviene de Dios, no de nosotros mismos. Por todos lados nos presionan las dificultades, pero no nos aplastan. Estamos perplejos, pero no caemos en la desesperación. Somos perseguidos pero nunca abandonados por Dios. Somos derribados, pero no destruidos. Mediante el sufrimiento, nuestro cuerpo sigue participando de la muerte de Jesús, para que la vida de Jesús también pueda verse en nuestro cuerpo" (2 Corintios 4:7-10, NTV).
Pablo cita cuatro contrastes para mostrar que las vidas de los ministros del Evangelio son como vasijas ordinarias de barro que contienen algo precioso. En primer lugar, describe las dificultades que experimentan. Luego explica cómo el poder de Dios les sostiene en los momentos de adversidad.
Somos oprimidos, pero no aplastados, es la primera dificultad y la correspondiente muestra del poder de Dios. La palabra "oprimidos", en el griego original, significa "afligidos, ser puestos en dificultades, problemas, angustia o sufrimiento". El término traducido "aplastado" es similar, pero habla de estar afligido o angustiado hasta el punto de la desesperanza total. Describe estar en una situación sin esperanza de escapar o sobrevivir. Pablo afirma que, aunque se le someta a la presión y la tensión más severas, la vasija de barro -el frágil ministro humano en un cuerpo perecedero hecho de polvo- no se romperá ni se hará añicos hasta el punto de la desesperanza y la desesperación debido al gran tesoro que contiene: el Evangelio de Jesucristo o la gracia y la verdad de Dios.
Somos oprimidos, pero no aplastados, significa que, aunque suframos tremendas aflicciones, no seremos vencidos por ellas debido al poder de Dios que nos sostiene. Tenemos el tesoro de Cristo dentro de nosotros y el mensaje del Evangelio, que es el poder de Dios (Romanos 1:16).
Muchas veces Pablo habló del sufrimiento como parte de la experiencia cristiana, especialmente para los ministros del Evangelio (Gálatas 6:17; Filipenses 3:10-11). "Si vamos a participar de su gloria, también debemos participar de su sufrimiento" (Romanos 8:17, NTV). No debemos sorprendernos ni rendirnos cuando experimentemos dificultades: "Pues nuestras dificultades actuales son pequeñas y no durarán mucho tiempo. Sin embargo, ¡nos producen una gloria que durará para siempre y que es de mucho más peso que las dificultades!" (2 Corintios 4:16-17, NTV). Aunque nos sintamos presionados por todas partes, el poder de Dios que actúa en nosotros nunca nos dejará sin esperanza (Salmo 94:14; Hebreos 13:5 Mateo 28:20).
Tenemos esperanza en esta vida porque sabemos que las dificultades que soportamos como creyentes darán paso a la gloria futura en el mundo venidero. Nuestro sufrimiento tiene una finalidad eterna: "Es cierto, vivimos en constante peligro de muerte porque servimos a Jesús, para que la vida de Jesús sea evidente en nuestro cuerpo que muere" (2 Corintios 4:11, NTV). La vida de Cristo se manifiesta a través de lo que Dios hace en nuestras debilitadas vasijas de barro. Nuestros sufrimientos dan la oportunidad de que se revele el poder de Dios, pero también dan testimonio de la muerte de Jesús y de Su vida de resurrección (2 Timoteo 2:11).
Pablo nunca endulzó la experiencia cristiana, y nosotros tampoco deberíamos hacerlo. Si vamos a hablar con sinceridad sobre lo que significa ser un ministro entregado del Evangelio de Jesucristo, como Pablo, no encubriremos las realidades crudas y, a veces, duras. A veces nos sentiremos presionados por todos lados por los problemas, pero no estaremos completamente aplastados. Podremos admitir cuando nuestras circunstancias sean desconcertantes, pero nunca llegarán al punto de la desesperanza y la desesperación. Puede que a veces nos sintamos perseguidos, pero Dios nunca nos abandonará. Aunque nos derriben, con el poder de Dios en nosotros, nunca seremos destruidos. El inestimable tesoro escondido en lo más profundo nos asegura: "cuando se desarme esta carpa terrenal en la cual vivimos (es decir, cuando muramos y dejemos este cuerpo terrenal), tendremos una casa en el cielo, un cuerpo eterno hecho para nosotros por Dios mismo" (2 Corintios 5:1, NTV).
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¿Qué significa que somos presionados pero no aplastados (2 Corintios 4:8)?