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Pregunta

¿Por qué le preguntó Jesús al hombre del estanque de Betesda: "¿Quieres ser sano?" (Juan 5:6)?

Respuesta


El apóstol Juan registra un número selecto de señales o milagros que ayudan a demostrar quién es Jesús y la importancia de creer en Él para la vida eterna (Juan 20:30-31). Estos milagros mostraban la autoridad de Jesús, una autoridad que solo el Creador podía tener. Al relatar uno de estos milagros extraordinarios, Juan cuenta que Jesús preguntó a un hombre enfermo en el estanque de Betesda: "¿Quieres ser sano?" (Juan 5:6).

Un día de reposo, durante una fiesta de los judíos (Juan 5:1, 9, 16), Jesús buscó a un hombre que llevaba treinta y ocho años enfermo e incapaz de andar (Juan 5:5). Este hombre formaba parte de una multitud de enfermos graves que esperaban junto al estanque de Betesda con la esperanza de ser sanados (Juan 5:3-4). Jesús sabía que aquel hombre llevaba allí mucho tiempo en aquel estado, y le preguntó en el estanque de Betesda: "¿Quieres ser sano?". Evidentemente, el hombre quería ser sanado físicamente. El hecho de que el hombre estuviera en aquel lugar era un indicador de ese deseo. Así pues, cuando Jesús preguntó al hombre: "¿Quieres ser sano?". No estaba preguntando al hombre simplemente por su bienestar físico. Jesús también se preocupaba por el bienestar espiritual del hombre. Antes de resolver los problemas espirituales o físicos con los que se enfrentaba el hombre, Jesús hizo que este pensara en su necesidad.

El enfermo responde que no tenía a nadie que lo metiera en la piscina—que creía que tenía poderes de sanidad—en el momento oportuno. En su mente, no tenía forma de resolver su problema. El hombre reconoció que necesitaba ayuda (Juan 5:7). Después de que el hombre admitiera su propia incapacidad, Jesús le da una indicación increíble: "Levántate, toma tu camilla y anda" (Juan 5:8, NBLA). Inmediatamente—incluso antes de que el hombre pudiera obedecer la orden—quedó sano. Inmediatamente después, el hombre hizo lo que Jesús le había ordenado: "Tomó su lecho, y anduvo" (Juan 5:9).

Los que vieron al hombre llevando su lecho en día de reposo argumentaron que no le era lícito hacer eso (Juan 5:10). El hombre respondió que llevaba su lecho por orden del hombre que lo había sanado (Juan 5:11). Con esto, lo más probable es que el hombre reconociera que, ya que Jesús había demostrado poder sobre la naturaleza, Jesús también debía tener autoridad sobre el día de reposo.

Más tarde, Jesús volvió a encontrar al hombre y le dijo: "Mira, has sido sanado; no peques más, para que no te suceda algo peor" (Juan 5:14, NBLA). Con estas palabras, Jesús seguía enseñando a este hombre que el bienestar es algo más que la salud física. El hombre pareció comprender que la pregunta de Jesús, "¿Quieres ser sano?", iba más allá del bienestar físico, porque, cuando Jesús volvió a encontrar al hombre, este estaba en el templo (Juan 5:14).

Este milagro muestra la autoridad y la identidad de Jesús. Demuestra que Él es realmente Aquel en quien creemos para la vida eterna. También nos ayuda a recordar que el verdadero bienestar es mucho más que la salud física. Si Jesús nos preguntara: "¿Quieres ser sano?", ¿reconoceríamos, como el hombre del estanque de Betesda, que no podemos resolver nuestros problemas por nosotros mismos? ¿Miraríamos hacia Él como lo hizo este hombre?

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