Pregunta
¿Cuál es el refugio del Altísimo (Salmo 91:1)?
Respuesta
En el Salmo 91:1, el salmista declara que, incluso ante un peligro abrumador, la persona que pone su confianza en Dios vivirá segura, porque Dios mismo será su protección: "El que habita al amparo del Altísimo morará a la sombra del Omnipotente. Diré yo al Señor: Refugio mío y fortaleza mía, mi Dios, en quien confío" (Salmo 91:1-2, NBLA).
En este pasaje, el salmista utiliza tres nombres para Dios que atestiguan Su carácter divino: "Altísimo" (El Elyonenhebreo) subraya la máxima soberanía y poder de Dios; "Omnipotente" (El Shaddai) describe Su capacidad auto-existente y autosuficiente de hacer lo que dice que hará; y "Dios" (Elohim) enfatiza Su supremacía e invencibilidad.
El creyente que vive, mora y permanece constantemente bajo el amparo del Dios Altísimo puede descansar con seguridad en Su protección fuerte y segura: "Te rescatará de toda trampa y te protegerá de enfermedades mortales. Con sus plumas te cubrirá y con sus alas te dará refugio. Sus fieles promesas son tu armadura y tu protección" (Salmo 91:3-4, NTV). El Señor promete proteger, liberar, salvar y defender a quienes le aman y confían en Él (Salmo 91:14-16).
Dios es un "Guerrero victorioso" que salva a todos los que dependen de Él (Sofonías 3:17). Como "Altísimo", Él nivela inequívocamente toda posible amenaza. Todo lo que promete, lo cumple (Josué 21:45; Salmo 145:13; Hebreos 10:23). Puesto que Él reina supremo sobre toda la creación, nadie puede frustrar o socavar Sus planes y propósitos para Su amado pueblo (Números 23:19; Isaías 55:11; Romanos 4:21).
En el original hebreo, el sustantivo traducido como "refugio" en el Salmo 91:1 significa "lugar adecuado para esconderse; cobertura; protección". El mismo término aparece en el Salmo 27:5: "Porque en el día de la angustia me esconderá en Su tabernáculo; en lo secreto de Su tienda me ocultará; sobre una roca me pondrá en alto" (ver también Salmo 31:20; 119:114). Sólo Dios es el verdadero refugio de los creyentes (Deuteronomio 33:27). Su presencia protectora es nuestro "escondedero" (Salmo 32:7), "refugio" (Salmo 16:1; 61:3; 142:5), "torre fuerte" (Proverbios 18:10) y "fortaleza" (Salmo 48:3; 62:6-7). Isaías lo describe como "Refugio contra la tormenta, sombra contra el calor" (Isaías 25:4). No importa lo que la vida nos arroje, Dios nos tiene cubiertos.
El refugio del Altísimo describe vívidamente la protección divina que reciben quienes viven en íntima comunión diaria con Dios, confiando en Él y dependiendo de Él con sus vidas. Una relación tan estrecha con Dios inspiró al salmista a decir: "¡Cuán preciosa es, oh Dios, Tu misericordia! Por eso los hijos de los hombres se refugian a la sombra de Tus alas" (Salmo 36:7, NBLA). Podemos enfrentarnos al peligro o a la persecución, pero sabemos que estamos a salvo bajo la cobertura protectora de nuestro extremadamente poderoso Dios.
El apóstol Pablo expresó un concepto similar: "Por todos lados nos presionan las dificultades, pero no nos aplastan. Estamos perplejos pero no caemos en la desesperación. Somos perseguidos pero nunca abandonados por Dios. Somos derribados, pero no destruidos" (2 Corintios 4:8-9, NTV). Los creyentes nunca están solos, sacudidos ni derrotados si moran en el refugio seguro de la presencia protectora de Dios (ver Romanos 8:31-39).
El refugio del Altísimo no garantiza la inmunidad frente a los problemas, los peligros o las amenazas, pero ofrece la promesa de la presencia y la protección de Dios en medio de las dificultades y los peligros. Si volvemos una y otra vez a morar en Su presencia (ver Juan 15:4-9), experimentaremos sanidad y renovaremos nuestras fuerzas (Salmo 23:3; 51:10-12; 73:26; 112:7-8; Habacuc 3:17-19). También descubriremos una fortaleza espiritual para lanzar un contraataque a nuestros enemigos (Salmo 9:9; Joel 3:16; Efesios 6:10-20).
El refugio del Altísimo es la promesa de protección de Dios a todos los que confían en Él. Los que viven en continua comunión con el Señor están constantemente a salvo. Bajo Sus alas protectoras, encuentran descanso y protección ahora y siempre (Mateo 11:29; Salmo 37:28).
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¿Cuál es el refugio del Altísimo (Salmo 91:1)?
