Pregunta
¿Es cierto que cada vez que respiramos estamos diciendo el nombre Yavé?
Respuesta
Se ha dicho que los sabios judíos asociaron el nombre del pacto de Dios, Yavé, con la respiración. La idea es que el nombre en sí mismo, cuando se pronuncia, es el sonido de la respiración: las dos sílabas del nombre corresponden a la inhalación y exhalación de una sola respiración. De esta manera, según la teoría, nuestra respiración nos recuerda el nombre de Dios. Con cada respiración que hacemos, estamos pronunciando el nombre de Dios. Él sopló en nosotros el aliento de la vida (Génesis 2:7), y todavía conservamos ese aliento.
Según la visión de que con cada aliento decimos el nombre de Yavé, constantemente tenemos el nombre de Dios en nuestros labios. Consciente o inconscientemente, pronunciar el nombre de Dios es lo único que hacemos cada minuto de nuestras vidas. "En su mano está el alma de todo viviente, Y el hálito de todo el género humano" (Job 12:10). "Porque en él vivimos, y nos movemos, y somos" (Hechos 17:28).
Cuando el acto natural de respirar se contempla desde esta perspectiva, el nombre de Dios está en todas partes. Los ateos y agnósticos lo reconocen constantemente. El primer llanto de un bebé es un llamado a Dios. Los suspiros del que sufre son súplicas sin palabras al Dios que escucha. Y cuando dejamos de decir el nombre de Dios, morimos.
El aliento que Yavé sopló en las fosas nasales de Adán le dio la vida y marcó el camino para que toda la raza humana hable de Dios al respirar (Génesis 2:7). Cuando Jesús sopló sobre Sus discípulos, impartiendo paz, perdón y el Espíritu Santo a la vez, estaba, en efecto, pronunciando el nombre de Dios (Juan 20: 21-23). En nuestros momentos más tranquilos, en la facilidad y constancia de la respiración, se nos recuerda la vida y presencia de Dios.
Aunque es una idea interesante, la idea de que cada respiración forma el nombre de Yavé no se encuentra en la Biblia. La teoría pertenece al ámbito de la mística judía. Sin embargo, es cierto que la vida es un regalo de Dios. Cada momento que vivimos debe dedicarse a la gloria de Dios, y debemos reconocer constantemente nuestra dependencia de Él. Yavé merece ser alabado con cada uno de nuestros alientos.
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¿Es cierto que cada vez que respiramos estamos diciendo el nombre Yavé?