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Pregunta

¿En qué sentido es Jesús una "roca que hace caer" (1 Pedro 2:8)?

Respuesta


La Biblia se refiere a Jesús como una roca tanto en relación con los creyentes como con los incrédulos. Para los que ponen su fe en Él, Él es la roca sobre la que edifican sus vidas (Mateo 7:24-29; 16:13-20). Como fundamento sólido de la vida cristiana, Jesús es nuestra roca de salvación (2 Samuel 22:47). Pero Jesús es una roca que hace caer a los incrédulos. Es una roca que hace que los no creyentes tropiecen y caigan en su propia ruina. Una persona puede poner su fe en Jesucristo y recibir la vida eterna o tropezar con Él y enfrentar el juicio eterno.

El término roca de ofensa se encuentra en 1 Pedro 2:7-8:

"Para vosotros, pues, los que creéis, él es precioso; pero para los que no creen,

La piedra que los edificadores desecharon,

Ha venido a ser la cabeza del ángulo;

y: Piedra de tropiezo, y roca que hace caer,

porque tropiezan en la palabra, siendo desobedientes; a lo cual fueron también destinados".

La ilustración que hace Pedro de Jesús como roca que hace caer a los incrédulos está tomada de Isaías 8:14. El apóstol Pablo también citó este pasaje del Antiguo Testamento para demostrar que la incredulidad de Israel en el pasado había continuado en el presente (Romanos 9:32-33). Israel había rechazado al Señor en los días de Isaías, al igual que el pueblo judío del primer siglo rechazó a Jesucristo.

"Roca que hace caer" significa literalmente "piedra de tropiezo". Cualquiera que rechace a Jesucristo tropieza y cae sobre quién es Él al negarse a ver o reconocer que Él es el fundamento de la vida espiritual y de la relación con Dios. Los judíos tropezaron con su Mesías, tanto que lo crucificaron. Pablo dijo que "predicaría a Cristo crucificado" aunque su mensaje fuera "locura para los judíos" (1 Corintios 1:23). Los judíos esperaban la figura de un rey poderoso que derrocaría a Roma y establecería su reino en la tierra. En cambio, encontraron en Jesús a un humilde siervo que sufriría y moriría.

"Tropiezan porque no obedecen la palabra de Dios y por eso se enfrentan con el destino que les fue preparado" (1 Pedro 2:8, NTV). Aquí Pedro explica por qué los incrédulos tropiezan con la piedra angular: porque desobedecen la Palabra de Dios. Se niegan a creer el mensaje del evangelio. No tropiezan accidentalmente con la roca que hace caer como la gente a veces tropieza y cae mientras camina. Pedro habla de rebelión voluntaria. Ellos no quieren someterse a Dios como el Señor sobre sus vidas. Por lo tanto, si alguien rechaza a Cristo, la negativa de esa persona se convierte en su propia perdición.

Pedro consoló a sus lectores mostrándoles que este rechazo de Jesús había sido predicho hacía mucho tiempo en el Antiguo Testamento y formaba parte del plan soberano de Dios. Los que crucificaron a Jesús habían servido al propósito de Dios: "Pues Herodes Antipas, el gobernador Poncio Pilato, los gentiles y el pueblo de Israel estaban todos unidos en contra de Jesús, tu santo siervo, a quien tú ungiste. Sin embargo, todo lo que hicieron ya estaba determinado de antemano de acuerdo con tu voluntad" (Hechos 4:27-28, NTV). A pesar de su rechazo y de que tropezaron con la roca de la ofensa, sus acciones sirvieron para colocar en su lugar la piedra angular de Dios.

En una parábola, Jesús reveló que Él era la piedra angular elegida por Dios (Lucas 20:17) y advirtió que el juicio de Dios caería sobre todos los incrédulos que lo rechazaran: "Todo el que cayere sobre aquella piedra, será quebrantado; mas sobre quien ella cayere, le desmenuzará" (Lucas 20:18). Aquellos que niegan a Cristo caerán bajo el juicio de Dios, ya que el Señor ha determinado que la gente permanecerá o caerá basándose en si creen o no en Jesús. Cristo es el único camino de salvación; tropezar y rechazarlo es enviarse a sí mismo a la destrucción:

"Pues es Jesús a quien se refieren las Escrituras cuando dicen:

"La piedra que ustedes, los constructores, rechazaron

ahora se ha convertido en la piedra principal".

¡En ningún otro hay salvación! Dios no ha dado ningún otro nombre bajo el cielo, mediante el cual podamos ser salvos" (Hechos 4:11-12, NTV; ver también Juan 3,16; 14,6; Romanos 5,1-2).

Para Dios Padre, Jesucristo es la piedra viva, escogida y preciosa (1 Pedro 2:4). Para los creyentes, Él es nuestra roca confiable de salvación (Salmo 18:2). Para el mundo incrédulo, Jesús es la roca rechazada que les hace caer. Lamentablemente, demasiadas personas, tanto religiosas como mundanas, siguen tropezando con Él hoy en día.

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