Pregunta
¿Qué significa ser siervo de Cristo (Gálatas 1:10)?
Respuesta
El apóstol Pablo se encontró con enemigos espirituales en Galacia que le acusaban de comprometer el mensaje evangélico para hacerlo más agradable a los gentiles. Hablando retóricamente, Pablo refutó firmemente sus acusaciones: "Porque ¿busco ahora el favor de los hombres o el de Dios? ¿O me esfuerzo por agradar a los hombres? Si yo todavía estuviera tratando de agradar a los hombres, no sería siervo de Cristo" (Gálatas 1:10, NBLA).
La inquebrantable dedicación de Pablo a ganarse la aprobación de Dios y no de la gente es un testimonio de su fe (1 Tesalonicenses 2:4; Efesios 6:6). Se dedicó a servir sólo a Cristo. La palabra griega original (doulos) que traduce siervo, conlleva matices dentro de su contexto cultural.
El término doulos se ha aplicado a diversas relaciones en la Biblia, como "esclavo", "siervo" y "criado", según las circunstancias y el entorno. En la antigüedad, una persona podía convertirse en esclavo voluntariamente (por ejemplo, para pagar una deuda) o involuntariamente (por ejemplo, por nacimiento o condena penal). La esclavitud en tiempos bíblicos no conllevaba necesariamente las actuales connotaciones de crueldad y deshumanización relacionadas con la institución del siglo XIX.
En el Nuevo Testamento, doulos se refiere más a menudo a un siervo. En el mundo romano del siglo I, un siervo era alguien obligado por un contrato oficial a servir a su amo durante siete años. Según la ley romana, el siervo era considerado propiedad del dueño, sin derechos personales mientras cumplía su condena. Incluso podía ser ejecutado impunemente por su dueño. Los siervos del César estaban sujetos a un contrato de catorce años. Sin embargo, cuando finalizaba el plazo del contrato, al siervo se le pagaba su salario y se le dejaba en libertad.
En Gálatas 1:10, "siervo de Cristo" en lugar de "sirviente de Cristo" parece una traducción más adecuada. Pablo poseía la libertad de servir o no a Cristo. Había elegido convertirse en siervo de Cristo, no durante siete o catorce años, sino durante el resto de su vida. Caminaba tras las huellas de Su Maestro, que "no vino para ser servido, sino para servir y para dar Su vida en rescate por muchos" (Mateo 20:28, NBLA; ver también Isaías 53:11; Filipenses 2:7).
Muchas otras figuras bíblicas, como David y Job del Antiguo Testamento, y cristianos del Nuevo Testamento como Timoteo, Jacobo, Pedro y Judas, se identificaron como siervos del Señor (1 Samuel 1:11; Job 1:8; Filipenses 1:1; Santiago 1:1; 2 Pedro 1:1; Judas 1:1). Cuando Dios llamó a la joven virgen María, esta comprendió que ser sierva del Señor era un tremendo honor. Se sometió voluntariamente y abrazó su papel de sierva (Lucas 1:38).
Hoy, todo cristiano está llamado a ser siervo de Jesucristo (1 Corintios 12:5; Colosenses 3:24). Puesto que todos somos "esclavos de Cristo" (1 Corintios 7:22), debemos servirnos humildemente los unos a los otros (Juan 13:12-17; Romanos 12:3-8; 1 Pedro 4:10; 5:2). En lugar de buscar posición y estatus, recordamos la enseñanza del Señor de que los más grandes en Su reino son los que sirven a los demás: "Quien quiera ser el primero debe tomar el último lugar y ser el sirviente de todos los demás" (Marcos 9:35, NTV).
Como siervos de Cristo, al igual que Pablo, debemos vivir para agradar a Dios y no a los demás, "haciendo de corazón la voluntad de Dios" (Efesios 6:5-6, NBLA; ver también Tito 2:9-10). Nos comprometemos de todo corazón y sin concesiones a seguir al Señor Jesucristo (Mateo 16:24). Nos postramos sólo ante Él (Mateo 6:24).
Pablo dijo a los colosenses: "Todo lo que hagan, háganlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres, sabiendo que del Señor recibirán la recompensa de la herencia. Es a Cristo el Señor a quien sirven" (Colosenses 3:23-24, NBLA). Dios cuida bien de Sus siervos (Salmo 35:27; Isaías 54:17) y les promete una gran recompensa eterna (Lucas 12:37-38; 19:17; Juan 12:26; 15:14-15; Apocalipsis 22:3-5).
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