Pregunta
¿Por qué se hace tanto hincapié en dar en la fe cristiana?
Respuesta
Nuestro Dios es un Dios que da. Es un Dios de abundancia (Juan 10:10; Santiago 1:5; Salmo 103:8; Isaías 55:1-7; 2 Corintios 9:8; Romanos 5:20), y le encanta dar. Se sacrificó voluntariamente en la cruz y luego nos invitó a la plenitud de vida. Como hijos suyos, estamos llamados a imitarle (Efesios 5:1). Nuestra generosidad al dar es una demostración del carácter de Dios y una respuesta a lo que Él ha hecho por nosotros.
Los cristianos somos una luz para el mundo (Mateo 5:14-16). A medida que nos convertimos cada vez más en lo que Dios nos ha llamado a ser -más parecidos a Él- mediante el proceso de santificación, reflejamos cada vez más a Dios. Nos volvemos más afectuosos, más misericordiosos y, sí, más generosos. Puesto que Dios es generoso, nosotros también estamos llamados a ser generosos. La generosidad no sólo conduce a los demás hacia Dios, sino que es una respuesta adecuada a lo que Dios ha hecho por nosotros.
"A todo aquel a quien se haya dado mucho, mucho se le demandará". Esto se ha convertido en una frase común en la sociedad occidental. Sus raíces bíblicas se encuentran en Lucas 12:48. Como hemos sido amados gratuitamente, ahora amamos a los demás (Juan 13:34). Porque hemos sido perdonados, perdonamos a los demás (Mateo 18:21-35). Nuestra respuesta a la abundancia de Dios con nosotros es compartir esa abundancia con los demás. Cuando recibimos adecuadamente la generosidad de Dios, nos humilla. Reconocemos que no somos dignos de Su don. Desde el agradecimiento, nos volvemos más misericordiosos con los demás. Empezamos a conocer el corazón de Dios y queremos parecernos más a Él.
La generosidad tiene efectos positivos en las relaciones humanas. Cuando una persona da libremente a otra, el receptor suele "transmitir" el don. En la vida cristiana, el estímulo es mucho mayor. Jesús nos enseñó que "más bienaventurado es dar que recibir" (Hechos 20:35).
Nuestro dar no sólo demuestra el carácter de Dios al mundo, sino que nos da como resultado un aumento de la fe. Cuando estamos dispuestos a dar, declaramos que nuestra fe no depende de las posesiones materiales. En cambio, demostramos que nuestra fe está en Dios, que siempre es fiel para proveer (1 Reyes 17:7-16).
Los cristianos son personas que dan y, al dar, no pierden nada. Como escribió Bunyan: "Había un hombre, aunque algunos lo consideraban loco, / que cuanto más desechaba, más tenía". Cuando damos, nos vaciamos para que Dios nos vuelva a llenar. "Dad, y se os dará; medida buena, apretada, remecida y rebosando darán en vuestro regazo; porque con la misma medida con que medís, os volverán a medir" (Lucas 6:38).
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¿Por qué se hace tanto hincapié en dar en la fe cristiana?