Pregunta
¿Qué debemos aprender del relato de Daniel en el foso de los leones?
Respuesta
La historia de Daniel en el foso de los leones, registrada en Daniel 6, es una de las más queridas de toda la Escritura. Brevemente, la historia involucra a Daniel, un profeta del Dios vivo y verdadero, que desafía el decreto del rey Darío de que el pueblo debe orar solo al rey persa durante treinta días. Daniel, un hombre por lo demás respetuoso de la ley, continúa orando al Dios de Israel como siempre lo ha hecho. Unos hombres malvados, que instigaron el decreto en primer lugar para atrapar a Daniel, del que estaban celosos, lo denuncian a Darío. El rey se ve obligado a meter a Daniel en un foso de leones donde sería despedazado. El rey Darío está muy afligido por tener que castigar a Daniel, y le dice: "El Dios tuyo, a quien tú continuamente sirves, él te libre" (Daniel 6:16). Efectivamente, Dios rescata a Daniel, enviando a Su ángel para que cierre la boca de los leones y no le hagan daño. Daniel es sacado del foso de los leones al día siguiente, para gran consuelo del rey.
Una de las principales lecciones que aprendemos de esta narración se desprende de la confesión del propio rey Darío: "porque él es el Dios viviente y permanece por todos los siglos, y su reino no será jamás destruido, y su dominio perdurará hasta el fin" (Daniel 6:26). Pues solo por la fe en un Dios así podría un hombre haber tapado "bocas de leones" (Hebreos 11:33). Al igual que Daniel, el cristiano fiel debe comprender que Dios es soberano y omnipotente y que Su voluntad impregna y sustituye todos los aspectos de la vida. Es la voluntad de Dios la que tiene prioridad sobre todo y sobre todos. El salmista nos dice: "En cuanto a Dios, perfecto es su camino" (Salmo 18:30). Si los caminos de Dios son "perfectos", entonces podemos confiar en que todo lo que hace -y todo lo que permite- también es perfecto. Puede que esto no nos parezca posible, pero nuestras mentes no son la mente de Dios. Es cierto que no podemos esperar comprender Su mente a la perfección, como nos recuerda en Isaías 55:8-9. No obstante, nuestra responsabilidad ante Dios es obedecerle, confiar en Él y someternos a Su voluntad y creer que todo lo que ordene será para nuestro beneficio y Su gloria (Romanos 8:28). En el caso de Daniel, "ninguna lesión se halló en él, porque había confiado en su Dios" (Daniel 6:23). También José comprendió que a veces los hombres malvados planean las cosas para mal, pero Dios las encamina para bien (Génesis 50:20).
Hay más cosas que aprender de esta notable historia que la hacen relevante para nuestra cultura posmoderna. Pedro nos dice en 1 Pedro 2:13-20: "someteos a toda institución humana, ya sea al rey, como a superior, ya a los gobernadores, como por él enviados" (1 Pedro 2:13-14). Daniel no solo siguió este principio, sino que lo superó al distinguirse como alguien con "un espíritu extraordinario" (Daniel 6:2-3, NBLA). Llevando esta lección más lejos, leemos que la sumisión a nuestras autoridades políticas "es la voluntad de Dios: que haciendo bien, hagáis callar la ignorancia de los hombres insensatos" (1 Pedro 2:15). La fidelidad de Daniel, su destacada ética de trabajo y su integridad hicieron casi imposible que sus adversarios encontraran "ocasión para acusarlo" (Daniel 6:4). Por el contrario, descubrieron que "era fiel, y ningún vicio ni falta fue hallado en él". El mundo ahora, como entonces, no nos juzga por nuestra fe, sino por nuestra conducta (Santiago 2:18). ¿Cuántos hoy en día podrían soportar un examen como el de Daniel en esta ocasión?
La historia acaba mal para los acusadores de Daniel, igual que acabará mal para los que acusan y persiguen a los cristianos hoy en día. El rey Darío, por su parte, reconoció el poder del Dios de Daniel, se volvió a Él con fe y ordenó al pueblo de su reino que lo adorara (Daniel 6:25-27). Mediante el testimonio de Daniel, su fe y la fidelidad y el poder de Dios, toda una nación llegó a conocer y reverenciar al Señor. Porque "él es el Dios viviente y permanece por todos los siglos, y su reino no será jamás destruido, y su dominio perdurará hasta el fin".
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¿Qué debemos aprender del relato de Daniel en el foso de los leones?