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Pregunta

¿Qué quiere decir José cuando dice: "Vosotros pensasteis mal contra mí, mas Dios lo encaminó a bien" (Génesis 50:20)?

Respuesta


Después de ser odiado por sus hermanos, dado por muerto y vendido como esclavo, José fue capaz de perdonar a sus hermanos, reconociendo que la soberana bondad de Dios lo supera todo. José dijo a sus hermanos: "Vosotros pensasteis mal contra mí, mas Dios lo encaminó a bien" (Génesis 50:20). Podía hablar desde esa perspectiva por la forma en que Dios había obrado después del acto de odio de los hermanos.

Todo empezó cuando José tenía diecisiete años, y presentó un mal informe sobre sus hermanos a su padre, Jacob (Génesis 37:2). Jacob amaba a José más que a sus otros hijos e incluso le hizo una túnica de colores para demostrarle su amor (Génesis 37:3). Por si fuera poco, José tuvo un sueño en el que toda su familia se inclinaba ante él (Génesis 37:5). Los hermanos de José reaccionaron de mala manera ante estas cosas y odiaban mucho a José (Génesis 37:4-5) y estaban celosos de él (Génesis 37:11). Un día tramaron arrojarle a un pozo y decir a su padre que una bestia salvaje le había matado y devorado (Génesis 37:18-24). Después de perpetrar el acto, decidieron que, en vez de dejarlo morir en la fosa, lo venderían a unos mercaderes madianitas e ismaelitas que iban a Egipto. Al llegar a Egipto, los que habían comprado a José lo vendieron a Potifar, el capitán del faraón (Génesis 37:36).

Dios bendijo a José, y este creció en influencia y prominencia, hasta que Potifar puso a José al frente de toda su casa (Génesis 39:8). La mujer de Potifar intentó seducir a José (que huyó para evitar la situación), y luego mintió a Potifar, acusando a José de intentar tomarla por la fuerza (Génesis 39:17-18). A José lo metieron en la cárcel, pero incluso allí Dios cuidó de él (Génesis 39:21-23). Aunque estaba en la cárcel, José prosperó, y Dios le dio la interpretación de los sueños. Cuando el faraón tuvo un sueño perturbador, el copero del faraón recordó que José había interpretado con exactitud el sueño del copero, y se lo contó al faraón (Génesis 41:9-13). El faraón hizo que liberaran a José de la prisión, y después de que José le contara la interpretación del sueño -que se avecinaba una hambruna-, el faraón promovió a José sobre toda la casa del faraón (Génesis 41:38-41). En los siete años que siguieron, José dirigió los preparativos para la hambruna, y cuando esta finalmente llegó, Egipto estaba preparado (Génesis 41:46-49) y gentes de todo el mundo viajaron a Egipto para comprar grano (Génesis 41:56-57).

A los hermanos de José los enviaron desde la tierra de Canaán a Egipto para comprar alimentos, y cuando se encontraron con José, no lo reconocieron, sin embargo, José sí los reconoció. Tras una elaborada investigación y planificación (Génesis 42-44), José les reveló quién era (Génesis 45:1-5). Sus hermanos estaban aterrorizados: José estaba vivo y tenía poder para matarlos por lo que le habían hecho. A pesar de ello, José comprendió y les explicó que Dios le había enviado a Egipto para que pudiera preservarles la vida, no para juzgarles (Génesis 45:5, 7). Incluso años después, tras la muerte de Jacob, los hermanos seguían teniendo cierto temor a las represalias, pero José volvió a hablarles bondadosamente y les recordó que lo que ellos habían destinado al mal, Dios lo había utilizado para el bien, de modo que se pudieran preservar muchas vidas (Génesis 50:20).

Este relato histórico es importante porque nos enseña dos cosas. En primer lugar, Dios cumple Su palabra, por muy improbable que parezca su cumplimiento. Dios había prometido que los hijos de Israel serían bendecidos y constituirían una nación poderosa (Génesis 12, 15, 49, etc.). Si los hijos de Israel hubieran muerto en la hambruna, como seguramente habría ocurrido sin la liberación de José, no se habrían cumplido las promesas del pacto de Dios, y Dios habría sido un mentiroso. Dios cumplió Su palabra, incluso utilizando las acciones inicuas de algunos para llevar a cabo Su plan. Lo que ellos querían para el mal, Dios lo quería para el bien. Dios tiene el control y es digno de confianza.

Una segunda lección importante de esta narración se ve en el ejemplo personal de José, quien, por su confianza en Dios, fue capaz de comprender el plan general de Dios y perdonar a sus hermanos. Aunque habían causado un gran daño a José, Dios no lo abandonó. En lugar de responder con odio e ira, José fue capaz de responder con amor y perdón, siendo una bendición para quienes habían pretendido destruir su vida. José llegó a darse cuenta de que lo que sus hermanos habían querido para mal, Dios lo quería para bien.

Dios proveyó a los hermanos de José, a pesar de que habían actuado con maldad. Si Dios actúa en nuestras vidas de este modo y nos cuida y nos provee incluso cuando nos comportamos de forma poco amorosa, entonces nosotros, como José, deberíamos cuidar incluso de aquellos que no son muy amorosos con nosotros.

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