Pregunta
¿Quién fue la profetisa Hulda en la Biblia?
Respuesta
La profetisa Hulda vivió en Jerusalén durante el reinado del rey Josías, uno de los pocos reyes de Judá, buenos y temerosos de Dios. No hay muchos detalles sobre Hulda aparte de dónde vivía y el hecho de que ella era "mujer de Salum hijo de Ticva, hijo de Harhas, guarda de las vestiduras" (2 Crónicas 34:22). Pero la profecía de Hulda y los eventos que se desencadenaron son bastante sorprendentes. Durante lo que aparentemente era una tarea de contabilidad rutinaria que se realizaba para el rey, el sumo sacerdote, Hilcías, encontró una copia del Libro de la Ley (que se había perdido) y la llevó al rey para que la leyera. Los detalles de esta historia dejan claro que el Libro de la Ley no se había visto en muchos años, tal vez generaciones. El Libro de la Ley, dado al pueblo por Dios a través de Moisés, era el fundamento de todo el sistema religioso y político de Israel. El hecho de que podría haberse perdido durante años es casi inconcebible. El descuido de la Ley revela la profundidad de la apostasía durante los reinados de Manasés y Amón.
Cuando se leyó el rollo, el rey Josías descubrió el grado de desobediencia de Judá y vio que estaban en peligro de la ira de Dios. El rey quedó devastado, tanto que rasgó sus ropas en señal de luto (2 Crónicas 34:19). Imagina la conmoción de Josías, considerando que este libro venía de Dios mismo y advertía de graves consecuencias para toda la nación que Josías gobernaba. El rey Josías necesitaba orientación sobre qué hacer, así que envió a sus consejeros a la profetisa Hulda, pidiéndole una palabra del Señor (versículo 21).
La profetisa Hulda dio a los hombres del rey un mensaje de Dios: el desastre golpearía a la nación porque habían olvidado a Dios y en su lugar adoraban a los ídolos (2 Crónicas 34:23-25). Pero Dios tenía un mensaje diferente para Josías. A pesar de la ausencia de la Ley, el rey Josías había honrado a Dios deshaciéndose de la adoración de ídolos en Judá y Jerusalén (2 Crónicas 34:1-7). Como resultado de la acción de Josías, la destrucción de Judá no ocurriría durante la vida de Josías. A través de la profetisa Hulda, Dios dijo: "porque se enterneció tu corazón y te humillaste delante de Dios cuando oíste Sus palabras contra este lugar y contra sus habitantes, y te humillaste delante de Mí, y rasgaste tus vestidos y lloraste delante de Mí, ciertamente te he oído, declara el Señor. ‘Te reuniré con tus padres y serás recogido en tu sepultura en paz, y tus ojos no verán todo el mal que Yo voy a traer sobre este lugar y sobre sus habitantes’" (2 Crónicas 34:27-28 − NBLA).
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