settings icon
share icon
Pregunta

¿Qué significa que Jesús volcó las mesas (Juan 2:15)?

Respuesta


El concepto de Jesús volcando mesas desafía la visión predominante del "Jesús amable", el maestro benigno que prefiere el mundo moderno. Aunque Jesús es "amable", también muestra una ira justa cuando es apropiado. Un ejemplo es Juan 2:15, que se entiende mejor cuando se lee junto con los versículos que lo rodean:

"Estaba cerca la pascua de los judíos; y subió Jesús a Jerusalén, y halló en el templo a los que vendían bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas allí sentados. Y haciendo un azote de cuerdas, echó fuera del templo a todos, y las ovejas y los bueyes; y esparció las monedas de los cambistas, y volcó las mesas; y dijo a los que vendían palomas: Quitad de aquí esto, y no hagáis de la casa de mi Padre casa de mercado" (Juan 2:13-16).

El suceso de Jesús volcando las mesas en Juan 2:15 también aparece en todos los Evangelios Sinópticos. De hecho, Jesús limpió el templo en dos ocasiones distintas: una al principio de Su ministerio y otra al final (Mateo 21:12-13; Marcos 11:15-17; Lucas 19:45-46).

En los círculos cristianos contemporáneos, la frase Jesús volcó las mesas se utiliza para comunicar la naturaleza iconoclasta del ministerio de Jesús. El dicho también sirve para contrarrestar la representación moderna distorsionada del Hijo de Dios como un hombre insípido y débil que se dedicaba a la "paz" y el "amor" y nunca a la corrección o el juicio.

Vemos que Jesús "volcó las mesas" de muchas maneras en las Escrituras. Contrarrestó la enseñanza incompleta de los escribas (Mateo 5:21-28), se enfrentó a la hipocresía de los fariseos (Mateo 23), se acercó a los "publicanos y pecadores" (Lucas 15:1-2), violó las costumbres (Mateo 15:2; Juan 4:7-9) y habló públicamente contra el rey (Lucas 13:32).

Debemos reconocer que las acciones de Jesús en Juan 2:15 estaban justificadas. Su ira tuvo una motivación correcta, estaba bien enfocada y era autocontrolada. Nada de lo que hizo Jesús al limpiar el templo debería servirnos de justificación para una ira descontrolada por nuestra parte (Efesios 4:26-27; Santiago 1:19-20).

Entonces, ¿por qué Jesús volcó las mesas? El comercio dentro del templo era problemático en sí mismo, ya que atentaba contra el propósito sagrado de aquel lugar (Juan 2:16). Sin embargo, había cuestiones más profundas en juego. En los relatos sinópticos de la segunda purificación, Jesús denuncia a los cambistas y mercaderes por transformar el templo en una "cueva de ladrones" (Mateo 21:13; Marcos 11:17; Lucas 19:45; cf. Jeremías 7:11). Parece que no se trataba solo de negocios, sino de explotación. Los fieles eran engañados; los extranjeros y los pobres eran especialmente vulnerables, en violación directa de los mandamientos de Dios (Éxodo 22:21; Levítico 19:33-34; Deuteronomio 10:18-19; Isaías 1:17). Cuando Jesús volcó las mesas del templo, hizo referencia a Isaías 56:7, que llama al templo "casa de oración" de Dios. La ira de Jesús se encendió por el mal uso del templo y la injusticia que se producía en él.

¿Qué implicaciones tiene para nosotros hoy el acontecimiento de Juan 2:15? En primer lugar, nuestra percepción de Jesús tiene que basarse en las Escrituras, no en sentimientos. El mismo Jesús que jugaba con los niños y conversaba amablemente con la samaritana podía construir un látigo y volcar mesas. Él representa los rasgos tanto de un león como de un cordero. De hecho, Jesús sería un Salvador inadecuado y un Señor incompetente si no expresara Su ira contra el pecado y la opresión. ¿Qué clase de persona se encoge de hombros ante los abusos?

En segundo lugar, ya que Jesús establece la norma de la bondad, hay momentos apropiados para no ser "amables". Hay momentos en los que no podemos simplemente "seguir la corriente para llevarnos bien". Debemos seguir el ejemplo de Jesús y enfrentarnos al abuso y la injusticia, especialmente dentro de la Iglesia. Cuando la reputación de Dios está en juego, y cuando la gente está siendo explotada, debemos actuar.

Por último, debemos recordar que los cristianos de hoy somos templo de Dios (1 Corintios 6:19). Así como Jesús era celoso de Su templo en Jerusalén, también lo es de nosotros (Juan 2:17; cf. Salmo 69:9). Debemos tener cuidado de no profanar Su templo con el pecado; más bien, debemos hacer todo lo posible para asegurar que nuestros cuerpos sean "casas de oración" para honrar a Dios.

English



Retornar a la página inicial de Español

¿Qué significa que Jesús volcó las mesas (Juan 2:15)?
Suscríbete a la

Pregunta de la Semana

Comparte esta página: Facebook icon Twitter icon Pinterest icon YouTube icon Email icon
© Copyright Got Questions Ministries