Pregunta
¿Quiénes eran los judaizantes?
Respuesta
Siempre ha habido quienes se han opuesto a la idea de que la salvación de Dios se ofrezca gratuitamente a los creyentes. Razonan afirmando que un regalo tan grandioso como el perdón de un Dios tan santo debe requerir algún tipo de pago por nuestra parte. Damos gracias a Dios por Su gracia, pero entendemos que Él espera que de alguna manera nos ganemos esa gracia; en otras palabras, debe haber algo que podamos hacer para saldar la deuda que tenemos con Dios.
En la iglesia primitiva, a los que enseñaban una combinación de la gracia de Dios y el esfuerzo humano se les llamaba "judaizantes". La palabra judaizante viene de un verbo griego que significa "vivir según las costumbres judías." La palabra aparece en Gálatas 2:14, donde Pablo describe cómo se enfrentó a Pedro por obligar a los cristianos gentiles a "judaizar".
Un judaizante enseñaba que, para que un cristiano estuviera realmente bien con Dios, debía ajustarse a la Ley mosaica. La circuncisión, especialmente, se promovía como necesaria para la salvación. Los gentiles tenían que convertirse en prosélitos judíos primero, y luego podían venir a Cristo. La doctrina de los judaizantes era una mezcla de gracia (a través de Cristo) y obras (a través del cumplimiento de la Ley). Esta falsa doctrina fue discutida en Hechos 15 y condenada enérgicamente en el libro de Gálatas.
En el Concilio de Jerusalén, en Hechos 15, un grupo de judaizantes se opuso a Pablo y Bernabé. Algunos hombres que pertenecían al partido de los fariseos insistieron en que los gentiles no podían ser salvos a menos que primero fueran circuncidados y obedecieran la Ley de Moisés. Pablo argumentó que, en Cristo, ya no había ninguna distinción entre judío y gentil, porque Dios había purificado los corazones de los gentiles por fe (Hechos 15:8-9). Lo dijo claramente en Gálatas 2:16: "sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la ley, sino por la fe de Jesucristo, nosotros también hemos creído en Jesucristo, para ser justificados por la fe de Cristo y no por las obras de la ley, por cuanto por las obras de la ley nadie será justificado" (Gálatas 2:16).
Agregar algo a la obra que Cristo hizo para la salvación es negar la gracia de Dios. Somos salvos por gracia sola, por fe sola, no volviendo a la Ley. "No desecho la gracia de Dios; pues si por la ley fuese la justicia, entonces por demás murió Cristo" (Gálatas 2:21).
Hoy en día hay muchos grupos con creencias/prácticas muy similares a las de los judaizantes del Nuevo Testamento. Los dos más prominentes serían el Movimiento Raíces Hebreas y la Iglesia Católica Romana. Las enseñanzas del Movimiento Raíces Hebreas son prácticamente idénticas a las de los judaizantes a los que Pablo reprendió en Gálatas. Un enfoque principal del Movimiento Raíces Hebreas es poner a los seguidores de Cristo de nuevo bajo el yugo de la Ley del Antiguo Testamento.
La Iglesia Católica Romana enseña una doctrina similar a la de los judaizantes del Nuevo Testamento de esta manera: su doctrina es una mezcla de ley y gracia. En el Concilio de Trento, en el siglo XVI, la Iglesia Católica negó explícitamente la idea de la salvación por fe sola. Los católicos siempre han sostenido que ciertos sacramentos son necesarios para la salvación. Los problemas para los judaizantes del siglo I eran la circuncisión y guardar el sábado. Los problemas para los católicos modernos son el bautismo, la confesión, etc. Las obras consideradas necesarias pueden haber cambiado, pero tanto los judaizantes como los católicos intentan merecer la gracia de Dios a través de la realización de actos rituales.
Primera de Timoteo 4:3 dice que, en tiempos posteriores, falsos maestros "prohibirán casarse, y mandarán abstenerse de alimentos que Dios creó para que con acción de gracias participasen de ellos los creyentes y los que han conocido la verdad". Esto suena sospechosamente similar a algunas de las enseñanzas del catolicismo romano, que exige que los sacerdotes sean célibes ("prohibiendo casarse") y proclama que ciertos alimentos están prohibidos durante la Cuaresma ("absteniéndose de ciertos alimentos"). Los judaizantes mantenían la Ley Mosaica como necesaria para la salvación; los católicos mantienen la tradición hecha por el hombre como necesaria; ambos ven la muerte de Cristo como insuficiente sin la cooperación activa y continua del que se salva.
La Biblia es clara en que el intento de añadir las obras humanas a la gracia de Dios pasa por alto el verdadero significado de la gracia, que es "bendición inmerecida". Como dice Pablo: "Y si por gracia, ya no es por obras; de otra manera la gracia ya no es gracia" (Romanos 11:6). Alabado sea el Señor: "Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no estéis otra vez sujetos al yugo de esclavitud" (Gálatas 5:1).
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