Pregunta
¿Adoran los judíos y los cristianos al mismo Dios?
Respuesta
Muchos judíos en la época del Antiguo Testamento adoraban al Dios verdadero. El Dios que llamó a Abraham, dio la ley a Moisés y estableció la nación de Israel es el Único Dios Verdadero, eterno en los cielos. Este es el mismo Dios que los cristianos adoran hoy en día.
En términos generales, estas son algunas de las enseñanzas sobre Dios que los judíos y cristianos comparten:
- Dios es eterno
- Dios es todopoderoso
- Dios es omnipresente
- Dios es omnisciente
- Solo existe un Dios
Sin embargo, el judaísmo tal como se practica hoy en día no adora al Dios cristiano; es decir, no adoran al Único Dios Verdadero de sus antepasados. Se han apartado de la verdad sobre quién es Dios.
Estas son las principales enseñanzas cristianas sobre Dios que distinguen al cristianismo del judaísmo:
- El único Dios existe en una trinidad (Padre, Hijo y Espíritu Santo)
- Dios se hizo carne en la persona de Jesús de Nazaret
Todo el Antiguo Testamento, la revelación del Antiguo Pacto dada al pueblo escogido de Dios, los judíos, apunta a la persona, obra y vida de Jesús el Mesías (Lucas 24:27). Pero cuando el Mesías vino, "el mundo no lo conoció. A lo Suyo vino, y los Suyos no lo recibieron" (Juan 1:10-11, NBLA). Debido a su rechazo al Elegido de Dios, Jesús pronunció juicio: "Por tanto os digo, que el reino de Dios será quitado de vosotros, y será dado a gente que produzca los frutos de él" (Mateo 21:43; ver también Mateo 11:20-24; 23:37-39; y Lucas 19:41-44).
Muchos judíos hoy en día siguen intentando observar el Antiguo Pacto, aunque los sacrificios ordenados en el Antiguo Pacto no se pueden ofrecer en la actualidad, y aunque la observancia perfecta de la Torá nunca fue posible. Muchos judíos han pasado por alto la revelación del Mesías y no han entrado en el Nuevo Pacto que Él estableció, a pesar de que ese Nuevo Pacto fue predicho con mucha anticipación (Jeremías 31:31-34). Este pasaje de Jeremías es citado en la carta a los Hebreos, donde lo antiguo se contrasta con lo nuevo: "Pero ahora Jesús ha obtenido un ministerio tanto mejor, por cuanto Él es también el mediador de un mejor pacto, establecido sobre mejores promesas" (Hebreos 8:6, NBLA).
Incluso en los días de Jesús, la religión judía se había desviado de la Palabra de Dios y los judíos ya no adoraban a Dios en verdad. Jesús confrontó a los líderes religiosos en varias ocasiones, como cuando dijo: "Bien profetizó de vosotros Isaías, como está escrito: Este pueblo de labios me honra, mas su corazón está lejos de mí. Pues en vano me honran" (Marcos 7:6-7). Luego, Jesús identificó el problema: "Dejando el mandamiento de Dios, ustedes se aferran a la tradición de los hombres" (Marcos 7:8-9, NBLA). Según Jesús, los líderes religiosos no estaban adorando al Dios verdadero, sino que estaban siguiendo sus propias reglas e ignorando las de Dios, lo que equivale a adorarse a sí mismos.
Jesús apeló a Moisés al confrontar el error religioso de Su tiempo: "No penséis que yo voy a acusaros delante del Padre; hay quien os acusa, Moisés, en quien tenéis vuestra esperanza. Porque si creyeseis a Moisés, me creeríais a mí, porque de mí escribió él. Pero si no creéis a sus escritos, ¿cómo creeréis a mis palabras?" (Juan 5:45-47). Moisés conocía y adoraba al Único Dios Verdadero; los judíos en tiempos de Jesús no. Mantenían las ceremonias y la forma de la religión judía, pero rechazaban a Cristo, el propio Hijo de Dios.
El apóstol Pablo, un fariseo instruido en la ley de Moisés, dijo sobre sus hermanos judíos: "Hermanos, el deseo de mi corazón y mi oración a Dios por ellos es para su salvación. Porque yo testifico a su favor de que tienen celo de Dios, pero no conforme a un pleno conocimiento. Pues desconociendo la justicia de Dios y procurando establecer la suya propia, no se sometieron a la justicia de Dios. Porque Cristo es el fin de la ley para justicia a todo aquel que cree" (Romanos 10:1-4, NBLA). La clave de la diferencia entre el Dios que adoran los cristianos y el Dios que adoran los judíos es Cristo.
Como habían dicho las profecías, Jesús el Mesías se convirtió en la Piedra Angular que rechazaron los constructores (Salmo 118:22; cf. Hechos 4:11) y en la Piedra de Tropiezo sobre la que tropezaron los judíos (Mateo 21:44; Lucas 2:34; 1 Pedro 2:7-8). Pero Jesús dejó claro que no había venido a desechar el Antiguo Testamento, sino a cumplir todo lo que en él estaba escrito (Mateo 5:17-18). Jesús nos revela quién es Dios:
"El que me recibe a mí, recibe al que me envió" (Mateo 10:40).
"El que cree en Mí, no cree en Mí, sino en Aquel que me ha enviado. Y el que me ve, ve a Aquel que me ha enviado" (Juan 12:44-45, NBLA).
"El que a vosotros oye, a mí me oye; y el que a vosotros desecha, a mí me desecha; y el que me desecha a mí, desecha al que me envió" (Lucas 10:16).
"Yo y el Padre somos uno" (Juan 10:30, NBLA)
Entonces, ¿adoran los judíos y los cristianos al mismo Dios? Para los judíos y cristianos que tienen fe en Jesús, sí, adoran al mismo Dios. Jesús es "el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por [Él]" (Juan 14:6). Para los judíos que rechazan a Jesús como el Mesías, no queda claro si es más preciso decir que están adorando a un dios falso o que están adorando al Dios verdadero de manera errónea. En cualquier caso, los judíos que rechazan a Jesús no están adorando a Dios de la manera en que Él lo requiere. Tienen una comprensión trágicamente incompleta de quién es Dios, cómo ha provisto la salvación y cómo experimentar una relación íntima con Él. El Único Dios Verdadero se ha revelado en Jesucristo, "porque toda la plenitud de la Deidad reside corporalmente en Él" (Colosenses 2:9, NBLA). Aparte de la fe en Cristo, nadie conoce verdaderamente a Dios.
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