Pregunta
¿Cómo fueron capaces los magos del faraón de realizar milagros?
Respuesta
La historia de los magos del Faraón se encuentra en Éxodo 7-8, cuando Moisés y Aarón se enfrentan al Faraón en Egipto, exigiéndole que libere de la esclavitud al pueblo de Dios, los israelitas. Moisés y Aarón realizaron milagros para confirmar su mensaje, y en tres ocasiones los magos del faraón pudieron duplicar los milagros.
Dios habló a Moisés a través de una zarza ardiente y le encargó que hablara con el faraón en Su nombre (Éxodo 3). Durante ese encargo, Dios le concedió a Moisés la capacidad de realizar milagros (Éxodo 4:21). Sabiendo que el Faraón exigiría una señal, Dios ordenó a Moisés y a Aarón que arrojaran la vara de Aarón en su primer encuentro con el gobernante. Aarón lo hizo y su vara se convirtió en una serpiente. El faraón llamó inmediatamente a sus magos, que fueron capaces de convertir sus propias varas en serpientes. Seguramente fue una señal preocupante para la corte del faraón: la serpiente de Aarón devoró a las serpientes de los magos (ver Éxodo 7:8-13).
En dos ocasiones más, los magos del faraón fueron capaces de realizar milagros similares a las señales de Moisés y Aarón. La primera plaga que Moisés hizo caer sobre los egipcios fue una plaga de sangre. Los magos también fueron capaces de convertir el agua en sangre como Moisés había hecho con el río Nilo (Éxodo 7:14-22). La segunda plaga fue una invasión de ranas contra el pueblo egipcio, y los magos invocaron también a sus propias ranas, lo que agravó el problema en lugar de aliviarlo (Éxodo 8:1-7). Después de esto, sin embargo, el poder de los magos cesó, ya que no pudieron replicar ninguna otra plaga, y reconocieron que estaban presenciando "el dedo de Dios" en las señales de Moisés (versículo 19).
Pero, ¿cómo pudieron los magos de Egipto realizar los milagros en un principio? Hay dos posibles respuestas a esta pregunta. La primera es que los magos recibieron su poder de Satanás. Aunque no es tan poderoso como Dios, Satanás, antiguamente uno de los ángeles más poderosos de Dios, tiene el poder de engañar, emular milagros e incluso predecir el futuro con cierto grado de exactitud (ver Lucas 4; 2 Corintios 4:4; Hechos 16:16-18). Satanás pudo haber dado a los magos del faraón el poder de duplicar algunas de las señales que Dios realizó a través de Moisés y Aarón.
La segunda opción, y la más probable, es que los magos simplemente crearan ilusiones. Mediante juegos de manos y trucos de prestidigitador, engañaron a su público haciéndole creer que estaban realizando los mismos milagros que Moisés y Aarón. La primera ilusión, la de convertir los bastones en serpientes, puede haberse realizado mediante el encantamiento de serpientes, muy practicado en el antiguo Egipto (e incluso en algunos lugares hoy en día). Los encantadores de serpientes podían hacer que una serpiente se pusiera rígida como si fuera una vara y se distendiera cuando se lo ordenaban. Como los magos fueron convocados después de que Aarón arrojara su propia vara, habrían tenido tiempo de preparar el truco con antelación. En cuanto a convertir el Nilo en sangre, solo se necesita tinte para que el agua corra roja. Las ranas pueden ser una ilusión más complicada, pero, al igual que los ilusionistas modernos pueden sacar conejos de sombreros, los magos del Faraón podrían haber convocado ranas.
Ya fuera creando ilusiones o realizando verdaderos milagros, los magos egipcios se vieron frustrados por el poder de Dios. No pudieron invocar mosquitos (Éxodo 8:16-19), oscurecer el cielo (Éxodo 10:21-23), hacer caer granizo (Éxodo 9:22-26) ni duplicar ninguna de las otras plagas. El poder de Dios es lo suficientemente grande como para derrotar con facilidad tanto las artimañas del hombre como el poder de Satanás.
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