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Pregunta

¿Debe un cristiano ser monje?

Respuesta


Aunque la tradición monástica se ha inspirado parcialmente en figuras bíblicas como Elías, Juan el Bautista e incluso el propio Jesús (durante sus 40 días en el desierto), el monacato no es una práctica promovida o siquiera mencionada en la Biblia. Los monjes y monjas siguen tradiciones hechas por el hombre que no se enseñan en la Palabra de Dios.

Los fariseos prescribieron muchas reglas hechas por el hombre para otros. En cierto modo, la Ley mosaica se había convertido en la salvación para los fariseos, en lugar de ser una herramienta mediante la cual Dios nos muestra nuestra necesidad de un Salvador (ver Romanos 3:20). Jesús vino a cumplir la Ley (Mateo 5:17); como nadie puede vivir de acuerdo con la norma de justicia de Dios, la expiación de Cristo por el pecado y la morada de Su Espíritu es la única manera en que los pecadores pueden presentarse ante Dios y ser justificados (Efesios 2:8-10; 1 Juan 5:11-13). Así como los fariseos eludían esta verdad con sus muchas reglas, el monacato puede inclinarse peligrosamente hacia una justicia propia en lugar de "una justicia que es por la fe" (Romanos 9:30).

Siglos antes de que los primeros monjes cristianos empezaran a enclaustrarse, Pablo advirtió a la iglesia de Colosas sobre las reglas impuestas por los hombres: "¿por qué, como si vivieseis en el mundo, os sometéis a preceptos tales como: No manejes, ni gustes, ni aun toques (en conformidad a mandamientos y doctrinas de hombres)" (Colosenses 2:20-22). Pablo se opuso a tales trampas religiosas en parte porque eran ineficaces para producir verdadera santidad: "Tales cosas tienen a la verdad cierta reputación de sabiduría en culto voluntario, en humildad y en duro trato del cuerpo; pero no tienen valor alguno contra los apetitos de la carne" (versículo 23). La santificación de uno no depende de seguir una regla monástica o cualquier otro código de regulaciones humanas.

El llamado a seguir a Jesús es un llamado a morir a nuestra propia voluntad y someternos a la voluntad de Dios para nuestras vidas (Romanos 6:1-8, 13; Colosenses 2:20-3:3; Marcos 12:28-34). Sin embargo, no es un llamado al ascetismo. A los cristianos no se les prohíbe disfrutar de las cosas que ofrece este mundo. Aunque Pablo amonesta a los ricos para que no pongan su esperanza en las riquezas, afirma que Dios "nos da todas las cosas en abundancia para que las disfrutemos" (1 Timoteo 6:17). Por supuesto, la Biblia prohíbe el pecado, pero imponer más restricciones al comportamiento de uno, excepto para acomodar a un hermano más débil (Romanos 14:21), va más allá del consejo de las Escrituras.

Uno de los problemas de que un cristiano se convierta en monje o monja, aparte del origen extrabíblico de la función, es que el monacato divide naturalmente a los cristianos en dos bandos: los de vocación "religiosa" y los de vocación "secular". Martín Lutero, un antiguo monje agustino (que se casó con una antigua monja), escribió contra la idea de un "supercristiano" inherente al monacato: "Los votos monásticos descansan sobre la falsa suposición de que existe un llamado especial, una vocación, a la que los cristianos superiores son invitados para observar los consejos de perfección, mientras que los cristianos ordinarios cumplen solo los mandamientos; pero simplemente no existe una vocación religiosa especial, ya que el llamado de Dios llega a cada uno en las tareas comunes". En otras palabras, un hombre casado que trabaja como payaso de circo puede ser tan santo como un monje entre los más austeros.

Esto no quiere decir que no haya habido nada bueno de monjes o monjas que dedicaron su vida a tareas piadosas. Algunos, como el Hermano Lorenzo, han dejado escritos profundos que pueden ser de ayuda en el camino cristiano. Otros han sido portadores de buenas obras en los campos de la educación y la sanidad. Y algunos, como Gregor Mendel, han liderado avances científicos.

Una buena pregunta podría ser "¿cuál es el propósito de hacerse monje?". ¿La respuesta es "mejorar o perfeccionarme"? La Biblia deja claro que la clave de la vida cristiana es la fe, no el cumplimiento de las reglas: "¿Recibisteis el Espíritu por las obras de la ley, o por el oír con fe? 3 ¿Tan necios sois? ¿Habiendo comenzado por el Espíritu, ahora vais a acabar por la carne?" (Gálatas 3:2-3). O tal vez la razón para hacerse monje sea escapar de las tentaciones del mundo. El problema es que somos tentados internamente, no solo externamente (Santiago 1:14). La Biblia nunca aboga por escapar del mundo; de hecho, nos dice que nos comprometamos con el mundo (ver 1 Corintios 5:9-10). Jesús fue criticado por comer "con publicanos y pecadores" (Mateo 9:11); obviamente, Él nunca se enclaustró.

¿Debe un cristiano someterse a la voluntad de Dios y obedecer Su llamado? Siempre, la respuesta es "¡Sí!". ¿Debe un cristiano ser monje o monja? Dada la falta de precedentes bíblicos, los requisitos de adherirse a reglas hechas por el hombre, y los problemas inherentes al ascetismo, diríamos, "No".

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