Pregunta
¿Cómo debería un cristiano responder ante alguien con el síndrome de Tourette?
Respuesta
Según el sitio web de la Clínica Mayo, el síndrome de Tourette (ST) es "un trastorno que implica movimientos repetitivos o sonidos no deseados (tics) que no se pueden controlar fácilmente". Una persona con síndrome de Tourette puede parpadear repetidamente, encogerse de hombros, contraer los músculos faciales o proferir sonidos inusuales o palabras ofensivas, aunque esto último es raro. El síndrome lleva el nombre del Dr. Georges Gilles de la Tourette, un neurólogo francés del siglo XIX.
El síndrome de Tourette es un trastorno complejo que no es completamente comprendido por la comunidad médica. Puede implicar anomalías neurológicas, herencia y/o factores ambientales. El síndrome de Tourette aparece con mayor frecuencia entre las edades de 2 y 15 años, ocurriendo más a menudo en hombres, y muchas veces desaparece cuando la persona llega a la edad adulta. Pero ya que los tics pueden incluir palabras ofensivas o comportamientos inmodestos, ¿cómo debería un cristiano responder a alguien con síndrome de Tourette?
Primero, debemos recordar que las personas que sufren de síndrome de Tourette no desean este trastorno. Puede ser vergonzoso y alienante, especialmente en la infancia cuando los compañeros no entienden. Los tics asociados con el ST son involuntarios y pueden comenzar en momentos inapropiados, causando incomodidad a todos alrededor. Frecuentemente, las personas que sufren de síndrome de Tourette tienen trastornos acompañantes como ADD (trastorno por déficit de atención), OCD (trastorno obsesivo-compulsivo), trastornos de ansiedad o problemas de aprendizaje. Luchan por llevar vidas normales mientras que el trastorno los deja agotados.
Segundo, no deberíamos juzgar a los enfermos de ST ni precipitarnos en diagnósticos prematuros. Algunos tics causados por el síndrome de Tourette pueden ser violentos, como sacudidas de cabeza violentas o bandazos que arrojan a la persona al suelo. El síndrome de Tourette no está asociado con la posesión demoníaca o la epilepsia y no debe ser confundido con ninguno de los dos.
Tercero, deberíamos tratar a las personas con síndrome de Tourette con paciencia y compasión. A menudo lo que más necesitan los que sufren el síndrome de Tourette es normalidad. Quieren ser tratados como todos los demás y no ser definidos por sus ocasionales explosiones verbales o tics motores. Debido a que los tics causados por el ST son muy intrusivos, son difíciles de ignorar. Los cristianos pueden ayudar a aquellos con este trastorno educándose sobre él y ofreciendo aceptación y paciencia a los enfermos.
La Palabra de Dios es poderosa y lleva la autoridad de Dios Todopoderoso (Deuteronomio 8:3; Mateo 4:4). Los cristianos que aman a alguien con síndrome de Tourette podrían animarlo a memorizar y meditar en pasajes específicos que le den fuerza ante la avalancha de tics. Ayudar a un enfermo a descubrir su identidad en Cristo (Romanos 8:15; Gálatas 2:20), aprender a reclamar Sus promesas de nunca abandonarnos (Deuteronomio 31:8; Hebreos 13:5), y llamar al Señor como una torre fuerte (Proverbios 18:10) puede ayudar a aliviar los síntomas. Al menos, apoyándose en la Palabra de Dios dará fuerza para enfrentar el ST.
Sobre todo, los cristianos nunca deben insultar, juzgar o evitar a alguien con síndrome de Tourette como si tal persona no fuera digna de amor y amistad. Los que sufren de ST también son creados por Dios, a su imagen, para su propósito (Génesis 1:27). Las palabras de Jesús dictan la forma en que debemos responder a alguien con síndrome de Tourette: "Traten a los demás como les gustaría que ellos los trataran a ustedes" (Lucas 6:31, NTV). Si tuvieras síndrome de Tourette, ¿Cómo te gustaría que los demás respondieran a ti?
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¿Cómo debería un cristiano responder ante alguien con el síndrome de Tourette?