Pregunta
¿Qué quiso decir Jesús cuando afirmó: "Yo soy la Vid verdadera" (Juan 15:1)?
Respuesta
"Yo soy la vid verdadera" (Juan 15:1) es la última de las siete declaraciones "Yo soy" de Jesús registradas únicamente en el Evangelio de Juan. Estas proclamaciones "Yo soy" señalan Su identidad y propósito divinos únicos. Jesús dijo: "Yo soy la vid verdadera" a los amigos más íntimos reunidos a Su alrededor. Faltaba poco para que Judas lo traicionara; de hecho, Judas ya se había marchado para cometer su infame acto (Juan 13:30). Jesús estaba preparando a los once hombres que quedaban para Su crucifixión inminente, Su resurrección y Su posterior partida hacia el cielo. Acababa de decirles que los dejaría (Juan 14:2). Sabiendo lo perturbados que se sentirían, les dio esta hermosa metáfora de la Vid Verdadera como uno de Sus mensajes de ánimo.
Jesús quería que Sus amigos, no solo aquellos once, sino los de todos los tiempos, supieran que no los iba a abandonar, aunque ya no disfrutaran de Su presencia física. Su energía viva—Su realidad espiritual—seguiría alimentándoles y sosteniéndoles, igual que las raíces y el tronco de una vid producen la energía que alimenta y sostiene sus pámpanos mientras desarrollan su fruto. Jesús quería que supiéramos que, aunque no lo podamos ver, estamos tan estrechamente unidos a Él como los pámpanos de una vid están unidos a su tallo. Nuestro deseo de conocerle y amarle y la energía para servirle seguirán fluyendo dentro y a través de nosotros mientras "permanezcamos" en Él.
Jesús continuó para eliminar cualquier malentendido sobre lo que quería decir (Juan 15:4). Dijo que ningún pámpano puede vivir por sí mismo, y mucho menos producir hojas y frutos. Cortado del tronco, un pámpano está muerto. Al igual que los pámpanos de una vid dependen de estar conectados al tronco, del que reciben su energía para dar fruto, los discípulos de Jesús dependen de estar conectados a Él para su vida espiritual y la capacidad de servirle eficazmente. El fruto que producimos es el del Espíritu Santo: amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, mansedumbre, fe y templanza (Gálatas 5:22-23). Nuestra fuente de vida y fruto espiritual no está en nosotros mismos; está fuera de nosotros, en Cristo Jesús. Solo podemos vivir, vivir correctamente y servirle eficazmente si estamos correctamente conectados a Él en una relación de fe/amor.
Entonces Jesús subrayó Su punto de vista con más fuerza al decir: "separados de mí nada podéis hacer" (Juan 15:5). Esta ilustración de la vid y los pámpanos no es una simple idea general ni un símil sin importancia. Es una realidad absoluta y tajante. Ningún creyente puede lograr nada de valor espiritual independientemente de Cristo Jesús. También nos recuerda que hay algunos que están "en" Él que no dan fruto. Pero no se trata, como algunos supondrían, de verdaderos pámpanos que simplemente no dan fruto. Todos los verdaderos pámpanos dan fruto. Del mismo modo que reconocemos un árbol sano y vivo por el buen fruto que produce, también reconocemos los pámpanos sin fruto por no tener conexión con la Vid Verdadera. Por eso Jesús nos dice: "Por sus frutos los conoceréis" (Mateo 7:16-20). Los que no dan buen fruto son cortados y quemados. La referencia aquí es a los apóstatas, los que profesan conocer a Cristo, pero cuya relación con Él no es sincera. Ni los llamó, ni los eligió, ni los salvó, ni los sostiene. Con el tiempo, los pámpanos sin fruto son identificados como no pertenecientes a la Vid y son eliminados por el bien de la verdad y en beneficio de los demás pámpanos.
Así pues, dependemos de Jesús para todo, empezando por nuestra propia vida—"Porque en él vivimos, y nos movemos, y somos" (Hechos 17:28)—e incluyendo nuestra reconciliación con Dios a través de Él (Romanos 5:10). Nadie puede servir a Dios eficazmente hasta que esté conectado con Jesucristo por la fe. Jesús es nuestra única conexión con el Dios que dio la vida y que produce en nosotros una vida fructífera de justicia y servicio.
English
¿Qué quiso decir Jesús cuando afirmó: "Yo soy la Vid verdadera" (Juan 15:1)?