Pregunta
¿Qué es un abogado del diablo?
Respuesta
Aunque el término abogado del diablo suena siniestro, no tiene nada que ver con el diablo. El término se refiere a un recurso retórico utilizado para profundizar en una discusión. Hacer de abogado del diablo a menudo implica fingir estar en contra de una idea o plan para generar un diálogo continuo o para hacer una conversación más interesante. La clave aquí es fingir. Los que actúan como abogados del diablo pueden no mantener realmente la posición que están promoviendo, buscan animar la conversación o generar una mayor consideración del asunto en cuestión. El objetivo de usar este recurso retórico debe ser desafiar a otros a pensar críticamente.
El término abogado del diablo tiene su origen en la Iglesia Católica Romana. En el siglo XVI, la iglesia consideró conveniente presentar formalmente pruebas contra la beatificación y canonización de posibles santos. El Papa León X introdujo el término abogado del diablo, y el Papa Sixto V estableció oficialmente el oficio de abogado del diablo, también llamado Promotor de la Fe, en 1587. El abogado del diablo actuaba como fiscal en el proceso de canonización. Su trabajo era examinar críticamente los milagros atribuidos al posible santo, evaluar los testimonios con respecto a él o ella, y buscar defectos de carácter o tergiversaciones. El Papa Juan Pablo II revisó los procedimientos de canonización en 1983, y desde entonces el papel del abogado del diablo ha disminuido.
Hoy en día, en la mayoría de los contextos, hacer de abogado del diablo no tiene nada que ver con la ley eclesiástica. Más bien, las personas actuarán como abogados del diablo para crear controversia, provocar discusión o defender una posición contraria. A veces, por cortesía, la persona que presenta la visión contraria anunciará su intención de hacer de abogado del diablo, y esto permite que la conversación mantenga un cierto nivel de cortesía y civilidad.
Antes de hacer de abogado del diablo en una conversación, primero debemos examinar nuestros motivos. ¿Estamos fingiendo no estar de acuerdo con una idea para fomentar una conversación bien intencionada, o simplemente estamos iniciando un argumento por el gusto de discutir? Decir cosas solo para provocar a la gente no es piadoso. Además, debemos tener cuidado de no adoptar siempre una posición contraria. El papel de abogado del diablo debe jugarse infrecuentemente, cuando sea necesario. En 2 Timoteo 2:16, se instruye a los creyentes a evitar las "profanas y vanas palabrerías" , y en Colosenses 4:6, Pablo dice que nuestra palabra "sea siempre con gracia, sazonada con sal" —las palabras de los creyentes deben impactar las conversaciones de manera positiva para que el "sabor" de estas interacciones edifique a otros.
Cuando se hace correctamente, actuar como abogado del diablo es una excelente manera de desafiar las creencias de otros. Siempre debemos estar listos para dar razón de la esperanza que hay en nosotros, pero con mansedumbre y reverencia (1 Pedro 3:15). Actuar como abogado del diablo puede ayudar a otros a ver las fallas en su lógica y, en última instancia, dirigirlos hacia la suprema fuente de la verdad—La Palabra de Dios.
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¿Qué es un abogado del diablo?