Pregunta
¿Por qué Pablo llama a nuestras dificultades una "leve tribulación momentánea" (2 Corintios 4:17)?
Respuesta
La vida es difícil. La enfermedad, la muerte y las dificultades abundan a este lado de la eternidad. El pecado ha estropeado lo que Dios creó originalmente perfecto. Aunque las dificultades rara vez son agradables cuando las experimentamos, para el cristiano son solo una "leve tribulación momentánea" (2 Corintios 4:17). Nuestras circunstancias difíciles tienen la capacidad de producir buenos frutos en nuestras vidas y de recordarnos lo que importa eternamente.
El contexto de la afirmación de Pablo es importante: "Por tanto no desfallecemos, antes bien, aunque nuestro hombre exterior va decayendo, sin embargo nuestro hombre interior se renueva de día en día. Pues esta aflicción leve y pasajera nos produce un eterno peso de gloria que sobrepasa toda comparación, al no poner nuestra vista en las cosas que se ven, sino en las que no se ven. Porque las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas" (2 Corintios 4:16-18, NBLA).
Las dificultades abundan en la vida: en las relaciones, el trabajo, la salud y las actividades cotidianas. Los cristianos no están exentos de estas dificultades; de hecho, pueden experimentar incluso más de las que les corresponden: anteriormente, en el mismo pasaje, Pablo describió algunos de los problemas a los que él y otros se enfrentaban como "vasos de barro" en este mundo (2 Corintios 4:7). Cuando surgen dificultades, pueden parecer monumentales, y tienen la capacidad de inmovilizarnos. Sin embargo, los creyentes tienen la esperanza de que incluso los peores sufrimientos experimentados en la tierra son solo "molestias ligeras y momentáneas" comparadas con las glorias de la eternidad en el cielo. La vida aquí en la tierra no es más que neblina (Santiago 4:14), pero nuestra vida eterna en la gloria, aún invisible, hará que la aflicción valga la pena. De hecho, los problemas que tenemos hoy están logrando para nosotros un beneficio duradero: "nos producen una gloria que durará para siempre". (2 Corintios 4:17, NTV).
El Espíritu Santo que vive dentro de los creyentes es el mismo que resucitó a Jesús de entre los muertos, y nos asegura que nosotros también resucitaremos de entre los muertos (2 Corintios 4:14). Esta verdad nos permite mantener una perspectiva eterna cuando pasamos por dificultades.
En Romanos 5:3-5, Pablo nos recuerda: "Y no solo esto, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia; y la paciencia, prueba; y la prueba, esperanza; y la esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado". Cuando confiamos en Dios a través de nuestro sufrimiento, permitimos que Él moldee nuestra fe y nuestro carácter. Incluso cuando para nosotros no tiene todo el sentido por qué estamos atravesando dificultades, los creyentes tienen la esperanza de que su sufrimiento no carece de propósito.
A través de nuestra leve tribulación momentánea, podemos optar por acercarnos a Dios e incluso prosperar en la dificultad, llenos de la esperanza de que nuestros problemas hacen crecer nuestro carácter y nuestra fe. Recordamos que este mundo no es nuestro hogar definitivo. Se acerca algo mejor, "un eterno peso de gloria que sobrepasa toda comparación" (2 Corintios 4:17, NBLA).
Cuando pasemos por momentos difíciles, "no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas" (2 Corintios 4:18). Elijamos caminar por la fe y acerquémonos a Dios, que es "nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones" (Salmo 46:1).
English
¿Por qué Pablo llama a nuestras dificultades una "leve tribulación momentánea" (2 Corintios 4:17)?
