Pregunta
¿Cuál es el significado de "aguas de Noé" en Isaías 54:9?
Respuesta
Las profecías de Isaías no solo abordan el juicio de Dios, sino también Su gracia. En ellas Dios se refiere muchas veces a Sus promesas anteriores, como hace en Isaías 54:9, diciendo: "Porque esto me será como en los días de Noé". Aunque Israel había roto el pacto (mosaico) de Dios y pronto sufriría el juicio (ver los capítulos 1-3, por ejemplo), habría un remanente y quienes verían la restauración de Dios después (Isaías 14, 27, por ejemplo). Isaías 54:1-3 habla de que la nación tendría muchos descendientes, ampliaría su tienda, se extendería, poseería naciones y repoblaría ciudades que habían estado desoladas. El pueblo olvidaría la vergüenza de su antigua desobediencia (Isaías 54:4), porque Dios lo había redimido y llamado (Isaías 54:5). El pueblo no sería restaurado a causa de su justicia, sino que Dios lo liberaría a pesar de su infidelidad (Isaías 54:6).
Dios había juzgado temporalmente al pueblo, pero lo restauraría con gran compasión (Isaías 54:7). La nación había sido juzgada por un momento, pero vería la eterna bondad y compasión de Dios (Isaías 54:8). A causa de la temporalidad del juicio de Dios y la eternidad de Su bendición, en este caso Dios dice que "esto me será como en los días de Noé" (Isaías 54:9). En los días de Noé, la maldad humana había llegado a tal extremo que Dios no la toleraría más y traería el juicio (Génesis 6:5-7) mediante un diluvio universal. Pero incluso en medio de ese juicio, Dios mostraría Su misericordia, ya que decidió proteger a la descendencia de Noé debido a su rectitud (Génesis 6:8; 7:1). Dios llevó a Noé, a su familia y a representantes de las diversas familias de animales a través del juicio (Génesis 7:17-24).
Después del juicio por el diluvio, Dios hizo un pacto con Noé y con todo ser viviente de que nunca más destruiría la tierra con un diluvio (Génesis 9:11). Debido a esa promesa anterior, Dios dijo en Isaías 54:9 sobre el juicio actual: "esto me será como en los días de Noé". Dios había jurado que las aguas de Noé (o juicio) no volverían a inundar la tierra (Génesis 9:11; Isaías 54:9), y de la misma manera Dios le decía ahora al pueblo que después del juicio que encontrarían, ya no se enojaría ni reprendería al pueblo (Isaías 54:9). Aunque los montes fueran removidos y las colinas sacudidas, Dios no retiraría Su misericordia ni permitiría que se rompiera Su pacto de paz (Isaías 54:10).
Dios es un Dios santo, santo, santo (Isaías 6:3) que no ignora el pecado de Su pueblo. Él había prometido que si Israel obedecía el pacto que les dio a través de Moisés, habitarían en paz en la tierra (Éxodo 19:5-6; Deuteronomio 28:1-15). Pero si desobedecían a Dios, serían juzgados y expulsados de la tierra (Deuteronomio 28:16-66). Pero incluso después de ese juicio, Dios restauraría al pueblo (Deuteronomio 30). El juicio no duraría para siempre. El juicio de Dios sobre Israel sería para Dios "como en los días de Noé" (Isaías 54:9) en el sentido de que sería temporal y el pueblo sería finalmente liberado.
De manera similar, vemos la gracia de Dios derramada sobre los que creen en Jesucristo: aunque somos merecedores de una pena eterna (la muerte), Dios nos ama y envió a Su Hijo Jesús para que muriera como sustituto por nosotros. Él asumió la pena por el pecado de Israel y por el nuestro (Isaías 53:4-12); de hecho, murió por todo el mundo (1 Juan 2:2) para que todos los que creen en Él puedan tener vida eterna (Juan 6:47; 20:31). Para quienes creen en este Salvador, el juicio de Dios es "como en los días de Noé" - éramos por naturaleza hijos de ira (Efesios 2:3), pero Dios nos ha salvado por Su misericordia (Efesios 2:4).
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